Cabeza fría

El arranque del año en las bolsas no ha sido bueno, resulta evidente. Las principales bolsas del mundo han presentado caídas importantes en las primeras jornadas bursátiles acumulando en casi todos los casos caídas superiores al 5% en los que llevamos de año. Tras estos movimientos no hay nada diferente a lo que veíamos a finales del año anterior: China. Algunos datos macroeconómicos y la intervención de su autoridad monetaria en la divisa han hecho saltar alarmas -y algún que otro «stop loss» (orden de corte de pérdidas) también. Con o sin guerra de divisas en el horizonte, los inversores están a la expectativa de los próximos movimientos del país en busca de liderazgo económico global. La incertidumbre, sin duda, nunca es buena.

Durante los últimos meses, China ha resuelto muchas de las dudas que los inversores mantenían sobre la nueva política económica del país y sus daños colaterales. Mientras tanto, el país sigue creciendo a buen ritmo y cada mes miles de ciudadanos chinos acceden a la clase media, consumiendo e invirtiendo.

Por otro lado, no podemos desatender los efectos dañinos de las últimas medidas de carácter técnico que no han hecho más que aumentar la volatilidad en este inicio de año. En busca de la estabilidad, el regulador chino ha obtenido todo lo contrario. Resulta muy iluminador leer los análisis tras los movimientos de verano de 2015, como comentaba, no muy diferentes a los que vivimos actualmente. Los inversores aprenden y por ello cabe pensar que el ajuste no durará mucho. E indicadores no faltan pues ni ha habido una salida masiva de inversores ni los diferenciales de deuda de mayor riesgo se han ampliado violentamente.

Es momento de tener la cabeza fría y no dejarse llevar por los primeros impulsos ya que, tanto por la volatilidad en el mercado como por los titulares de muchos medios especializados, la respuesta no suele ser buena.