José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB)
José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB) - SERRANO ARCE

La banca descarta fusiones paneuropeas hasta que se aclare la regulación pero sí más ajustes de red

La patronal bancaria AEB avisa a los partidos políticos de que los bancos podrían trasladar a los clientes con precios mayores el coste de un impuesto específico para el sector

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La puesta en marcha de la unión bancaria europea estaba llamada a promover las fusiones entre entidades financieras de distintos países del Viejo Continente. Sin embargo, ese escenario parece todavía lejano, y no solo por la dificultad de generar sinergias al integrar bancos con distintas ubicaciones. «La situación no está madura para que se produzcan esas operaciones por la incertidumbre regulatoria», ha avisado el presidente de la patronal bancaria española (AEB), José María Roldán, en referencia a que el marco normativo que preparan los supervisore globales –nuevos requisitos de capital, por ejemplo– aún no está del todo cerrado.

En ese escenario, el banquero, que suele decir que si en diez años no se producen esas fusiones paneuropeas la unión bancaria habrá fracasado, ha recomendado que antes de eso la consolidación debe producirse por tanto en el ámbito nacional, y añadió que en España aún hay margen para un mayor cierre de sucursales.

«La fusión es siempre una opción que los bancos pueden utilizar como palanca de mejora de rentabilidad y eficiencia», dijo en Santander durante un curso de verano organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) en colaboración con BBVA y la UIMP.

Este foro tuvo precisamente ayer de protagonistas al Popular y al Sabadell, dos entidades españolas que en los últimos meses han conversado sobre su posible integración, como admitieron ayer sus presidente. «Antes de decidir ampliar capital el consejo analizó todas las opciones. Desde no hacer nada hasta alguna operación. Todos hablamos con todos, pero esas conversaciones no pasaron de charlas de café», dijo el máximo responsable del Popular, Ángel Ron, quien defendió que una fusión destruiría valor para su grupo. El presidente del Sabadell, José Oliu, aseguró que ambas entidades siempre han hablado de este asunto por el buen encaje de ambos negocios, aunque en esta ocasión sin llegar a negociar.

La banca española ha vuelto a dibujar un panorama lleno de dificultades para el negocio bancario debido a los bajos tipos de interés, la débil demanda crediticia, la incertidumbre regulatoria y la transformación digital. A eso suma ahora el sector un panorama económico y financiero lleno de volatilidad básicamente por la desaceleración de la economía global y eventualidades políticas como el referendo sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea.

«No es una buena noticia, ni para Reino Unido ni para la Unión Europea, pero hay que desdramatizar el voto porque Reino Unido no va a desaparecer si sale el sí», ha dicho Roldán, recordando que en caso de que los británico opten por abandonar la UE el proceso sería gradual, no de la noche a la mañana, y que las autoridades europeas están preparadas para una situación como esa. «Estamos preparados para lo peor», ha añadido.

«Si sale el sí habrá tensiones y volatilidad por más tiempo, pero Europa está muy preparada para dar respuesta a ese desafío, el BCE está preparado», ha opinado Ron, mientras que Oliu ha recomendado esperar al resultado de la votación, pero ha admitido que solo la convocatoria del referendo ya ha provocado una tormenta financiera. «El Brexit es un ejemplo de la reducción de la confianza en las instituciones públicas como la Unión Europea», ha señalado el presidente del Sabadell, para quien eso está generando «un giro hacia el populismo», ha dicho recordando el auge de partidos políticos como Podemos en España.

El sector fue preguntado de hecho por la posibilidad de que la formación liderada por Pablo Iglesias imponga lo que llama un impuesto de solidaridad a los bancos. Al respecto, las entidades avisan de que eso podría suponer comisiones más altas, créditos más caros o depósitos con remuneraciones menores. «Los impuestos se repercutirían, así que hay que ser muy cuidados y ver quién lo acabaría pagando», ha advertido Roldán.

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