Alberto Montero (Podemos): «Pedro Sánchez empezó en febrero a preparar la campaña»

Afirma que hay que reformar los regímenes forales

Alberto Montero (Unidas Podemos) durante la entrevista con ABC Isabel Permuy

Doctor y profesor de Economía Política en la universidad de Málaga, Alberto Montero (Cornellá, 1 febrero 1970) es conocido por ser la persona que avisó a Íñigo Errejón de que había una plaza disponible como investigador en su universidad y fue tutor del hoy líder de Más País. Se convirtió en diputado en el Congreso durante la legislatura que arrancó en 2016, pero no repitió en listas las pasadas elecciones. Siempre situado en el sector errejonista de Podemos, su permanencia en el partido morado -y su consecuente ruptura con el que fuera su alumno- coincide además con un momento personal en el que su familia ha ganado terreno a la lucha política.

–¿Cómo valora la situación económica actual? ¿Nos encontramos simplemente ante una desaceleración o hay también riesgo de crisis?

–Es evidente que estamos ante una desaceleración. Hasta dónde va a llegar y qué consecuencias va a tener, eso no lo sabemos. Lo que está claro es que hay que activar ya las políticas fiscales de carácter contracíclico. Porque, en un momento en que la política monetaria se encuentra exhausta, es la fiscal la que puede hacer que el impacto sea menos intenso. Y hay margen, no nos engañemos. Hay que reordenar el gasto público y negociar con Bruselas para que determinadas partidas no entren en la contabilización del déficit. España no tiene margen fiscal si no aumenta los ingresos, pero es que eso es hacer política.

–Difícil sin tener Presupuestos.

–Efectivamente, tener los Presupuestos prorrogados nos impide hacer política. Tenemos limitados desde hace dos años las partidas de gastos y los impuestos. Me parece una tragedia para el país, no solo por los Presupuestos en sí, sino porque no se ha podido hacer política fiscal en un contexto en el que la política monetaria no depende de nosotros. Tampoco se están poniendo en marcha políticas estructurales. Este país no se merece el periodo de interinidad que estamos viviendo.

–¿Con qué ánimo volverán a sentarse con el PSOE a negociar después del 10-N si los números apuntan hacia esta fórmula?

–En un contexto como el actual, después de una segunda repetición de elecciones, me parece que nadie se puede permitir muchas veleidades respecto a no pactar. Ahora va a depender de que haya voluntad. La situación se ha puesto un poco tensa entre todos, pero si no salimos de ese clima, ¿qué vamos a hacer? ¿Ir a unas terceras elecciones? Si se dan las circunstancias, nosotros nos sentaremos nuevamente a una negociación, lo que esperamos es que sea en unos términos y con un ánimo distinto.

–Dice que España tiene margen fiscal, pero Bruselas sigue exigiendo un ajuste estructural importante.

–El déficit no hay que cerrarlo necesariamente. Ya estamos por debajo del umbral de déficit excesivo, podemos mantenernos por debajo del 3% de forma prolongada. Lo que ahora toca es ir reduciendo el déficit estructural y las líneas de la Comisión Europea van por ahí. Pero yo espero que los llamamiento de Draghi para una mayor flexibilización del gasto y una mayor focalización de aquellas partidas que se contemplan dentro del déficit estructural sean escuchadas. Europa lleva planteando desde hace tiempo que todas aquellas partidas de gasto que tienen un efecto multiplicador sobre la actividad a largo plazo no se contabilicen en su totalidad de cara al déficit. Y hay que pelear para que eso sea así. Además, la política monetaria expansiva no parece que vaya a cambiar de signo en el corto plazo.

–¿Qué proponen en materia de impuestos?

–La propuesta que más nos distingue es la revisión del sistema tributario, que en España no es todo lo progresivo que podría ser y carga el peso de la recaudación mucho más sobre los trabajadores que sobre las empresas. Hay que reformarlo para que las rentas del capital pasen a ser gravadas con un tipo más elevado, y el IRPF sea más progresivo y más reducido en los tramos bajos y más elevado en los tramos superiores. Además, es básico un impuesto sobre el patrimonio y hay que aumentar la presión sobre los artículos de lujo en el IVA. También queremos modificar el impuesto de sociedades, introduciendo para las grandes empresas un tipo efectivo del 15% y defendemos un impuesto para aquellas compañías que contaminen más. Y hay que sentarse a repensar el sistema de financiación autonómica, que también se encuentra lastrado por el peso de la historia y de los acuerdos a los que hubo que llegar en un determinado momento y que ya no reflejan la realidad de las distintas comunidades, ni la asimetría territorial que tiene este país. Hay que hacer un ejercicio de solidaridad. Necesitamos reformar el sistema de financiación autonómica incluyendo los regímenes forales.

–¿Y para las pensiones?

–El acuerdo del Pacto de Toledo debe garantizar no solo la sostenibilidad financiera del sistema, sino también la sostenibilidad de las condiciones económicas en las que vive la población. Se hace mucho electoralismo y brocha gorda con las pensiones cuando la realidad es que prácticamente el 70% de los pensionistas vive con una pensión inferior a 1.000 euros. De cara a los años más problemáticos para el sistema nosotros proponemos dos opciones: favorecer un mercado laboral con vidas laborables estables y en ascenso –que ya no es lo que tenemos ahora– y financiar vía impuestos, como se hace en otros países de Europa, aquello que no se puede hacer con la seguridad social.

–¿Cómo proponen mejorar el mercado laboral?

–Para nosotros es fundamental derogar determinados aspectos de la reforma laboral que se ha demostrado que refuerzan la temporalidad, la precariedad y la reducción de los salarios. Y acompañarlo de una reforma del estatuto de los trabajadores gobierne el efecto que la digitalización está teniendo sobre el mercado laboral.

–¿Cómo valora el plan presupuestario enviado por el Gobierno a Bruselas y la «regañina» que ha recibido por el mismo? ¿Ve electoralismo en que se haya incluido en él la subida de las pensiones y el sueldo de los funcionarios?

–Veo electoralismo desde el mismo día en que se tumbaron los Presupuestos en febrero. Pedro Sánchez empezó entonces, si no fue antes, a preparar su campaña electoral. Desde entonces, se ha consumido prácticamente un año para un país que necesita reformas a corto plazo y y afrontar los retos del largo plazo. Cada vez que retiras subidas de impuestos que te permiten ampliar el margen fiscal tienes que explicar de dónde lo vas a sacar. ¿Vas a incrementar el déficit? ¿O vas a hacer recortes?

–¿Cuál sería su primera medida económica si llegan al Gobierno?

–Subir los impuestos a las grandes fortunas. Pero la situación del país, sobre todo en cuanto al grado de vulnerabilidad en que se ha quedado mucha gente después de la crisis, exige además subir de forma inmediata el salario mínimo a 1.000 euros y recuperar gasto en sanidad y en educación. Son propuestas dentro del sistema de financiación autonómica, por lo que pediríamos una armonización.

–La ministra Montero dijo que el Gobierno busca nuevas vías para aumentar los impuestos a las grandes fortunas después de que se rompiera el pacto con Unidas Podemos que incluía un alza fiscal.

–Cuando la ministra Montero y el resto de Gobierno pretenden dotarse de una pátina de socialismo y de gobierno de izquierdas aceptan sin problemas nuestras propuestas porque son perfectamente factibles. Pero en el momento en que se quieren distanciar políticamente de nosotros vuelven a una posición mucho más conservadora.

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