El FMI cierra su delegación permanente en Lisboa

La institución financiera considera que Portugal ha hecho sus deberes y da un respiro a Passos Coelho en vísperas de las elecciones del 4 de octubre

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El Fondo Monetario Internacional ha cerrado las puertas de su oficina permanente en Lisboa. Una clausura simbólica que certifica la confianza de la institución financiera en Portugal, pues considera que ha hecho sus deberes y que el año transcurrido desde el fin del rescate por valor de 78.000 millones de euros ha consolidado la recuperación.

Y es que la ’troika’ (FMI, Comisión Europea y BCE) vigilaba como una espada de Damocles todos los movimientos del país vecino desde que el ex primer ministro socialista, José Sócrates, pidió el auxilio económico antes de dimitir y ser sucedido por Passos Coelho.

El pago de intereses no ha finalizado todavía, pero los compromisos adquiridos garantizan totalmente su devolución. Los inspectores viajarán dos veces al año a Lisboa para comprobar que todo sigue su curso, pero rebajando el nivel de presión existente en los últimos cuatro años.

La otra cara ha sido, naturalmente, la implantación de una austeridad a rajatabla y de severos controles en la recaudación de Hacienda. Pero al menos se ha logrado el objetivo de evitar un colapso a la griega, un fantasma que asustaba al Gobierno ya que todas las miradas que escrutaban la gestión de Atenas comenzaban a volverse hacia Portugal.

El cierre de la delegación del FMI supone un verdadero respaldo para el Ejecutivo de Passos Coelho ante las elecciones legislativas de este domingo 4 de octubre, tras confirmar que ha tomado las decisiones precisas para sanear las cuentas.

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