Bruselas ya criticó hace varias semanas el papel del Banco de Portugal en la crisis del Banco Espirito Santo
Bruselas ya criticó hace varias semanas el papel del Banco de Portugal en la crisis del Banco Espirito Santo - reuters

Falta de «rotundidad» del Banco de Portugal en el 'caso Espirito Santo'

La comisión de investigación de la quiebra del banco, que costó 4.900 millones de euros al Gobierno de Passos Coelho, concluye que fallaron los mecanismos de control al gestionar la crisis

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La comisión de investigación del 'caso Espírito Santo' arremete en sus conclusiones contra el Banco de Portugal por considerar que podía haber actuado de una forma más «rotunda» en la gestión de la crisis del banco, rescatado por el Gobierno de Passos Coelho en agosto de 2014 con un montante de 4.900 millones de euros. La entidad quebró y los activos ‘buenos’ pasaron a engrosar las filas de Novo Banco.

El informe determina: «Es posible suponer que una actitud más contundente por parte del Banco de Portugal podía haber conducido a la disminución del impacto derivado de la situación vivida en el Grupo Espirito Santo, así como de la forma en que se desarrolló».

Esta recriminación directa no se encontraba en la versión inicial.

Ha sido añadida a última hora, siguiendo las pautas ya apuntadas por la Unión Europea. Y es que Bruselas ya criticó hace varias semanas el papel del Banco de Portugal por haber mirado a otro lado en pleno maremágnum de irregularidades en el BES.

De cualquier forma, el tono final se ha rebajado, pues el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista habían presionado para lograr una mayor beligerancia. Además, se pone en entredicho el blindaje interno que se encontraba en vigor en el momento del estallido. Es decir, la opacidad dificultó una labor de supervisión más eficaz.

Fallos

Los mecanismos de control fallaron y, sobre todo, los baremos de aplicación fueron variando a lo largo del tiempo, con lo cual se resintió la transparencia. «Debería haberse instaurado una visión más restrictiva de los flujos», estima la comisión de investigación. Sin embargo, no se llevan estas quejas hasta sus últimas consecuencias, es decir, no se concreta una petición de sanciones u otras medidas de castigo contra el Banco de Portugal.

El informe ha sido aprobado por los dos grandes partidos: el PSD, en el poder, y los socialistas. Un acuerdo que los hace converger por primera vez en los últimos 10 años.

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