No ganar no es lo mismo que perder

Madrid Actualizado: Guardar
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El maestro Luis Aragonés decía que “la suerte no existe, hay que buscarla”. No sé si Aragonés estaba del todo en lo cierto. El caso es que suertes hay dos. Una buena y otra mala. Cuando alguien pone toda la carne en el asador y resulta que tiene todos los elementos en contra, a eso se le llama mala suerte.

Ahora no vamos a poner como disculpa que no se haya ganado esta Volvo Ocean Race porque al “Telefónica” se le hayan roto hasta tres veces los timones. Ni tan siquiera vamos a decir que la mala suerte se ha aliado con el barco español. Las competiciones, las regatas, los combates... se ganan o no se ganan y, a veces, se pierden. El caso del “Telefónica” es que todo indica que no va a ganar en Galway, pero tampoco va a perder.

Cuando un equipo es compacto y desde la señora de la limpieza hasta el máximo responsable han dado en ciento diez por cien para ganar algo, no se puede decir que hayan perdido. Este deporte es así de ingrato. Dependes de fenómenos naturales para ganar o perder.

El equipo Telefónica ha dado el do de pecho en todas y cada una de las etapas. Ha dado una lección de profesionalidad en todas sus áreas y desde que salió de Alicante, me atrevo a decir sin menospreciar a nadie, que han barrido a la flota táctica y técnicamente. No eran los favoritos, pero sí han sido hasta ahora el equipo a batir.

Íker Martínez pide perdón a los patrocinadores y a Pedro Campos por no poder dar a España este histórico triunfo. El vasco es así de humilde. ¿Perdón? No, Íker, no. Los aficionados a la vela estamos muy orgullosos del equipo que has formado, de la regata que habéis hecho y de todas las gestas, como la que protagonizasteis en Hornos con el equipo de tierra, que a lo largo de esta Volvo Ocean Race nos habéis deleitado.

Los rivales también juegan. No vamos a decir que la suerte se ha alineado con ellos, pero ¡joder!, que un barco rompa el palo y llegue a puerto con un aparejo de fortuna en tercera posición hay que llamarlo de alguna manera. O que otro barco esté a punto de hundirse, pare 72 horas en un puerto y cuando llega a la meta hace un cuarto, también tendrá un nombre.

El resultado de esta Volvo Ocean Race tendrá muchas recompensas aunque no se suba a lo más alto de podio. Seremos ganadores en la ilusión que le hemos puesto desde el primer día. Seremos ganadores en la humildad que hemos demostrado a pesar de que machacábamos a los rivales. Seremos ganadores en la hospitalidad que hemos tenido para con todo el mundo. Seremos ganadores en la calidad que ha tenido el equipo, desde Pedro Campos hasta Helena Paz pasando por el equipo de tierra y, por qué no, los hombres y mujeres que trabajan en la sombra en Madrid y Vigo. Y, por último, seremos ganadores en afición, con esos “Telefans” y “Ñetifans”, que no miran los resultados y que se vuelcan con una marea azul.

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