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Tenis

Nadal visita al recogepelotas que se quedó casi sin visión

En 2013, Delange recibió un pelotazo en el ojo que le dejó con problemas de visión; hoy ha podido conocer a su ídolo

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Son los tenistas los que se llevan el triunfo, la fama, el título, el trofeo, los aplausos. Pero en un partido de tenis hay muchas personas que se encargan de que todo esté listo y preparado para las estrellas. Entre estos colaboradores se encuentran, sin duda, los recogepelotas. Aficionados al tenis, tenistas ellos mismos, seguidores de los ídolos a quienes les dan la pelota, la toalla, lo que necesiten. Para los niños que participan de los torneos, es una oportunidad única de estar cerca de sus ídolos, pero su trabajo, cuanto más invisible mejor, no está exento de peligros.

Gabriel Delage era y es uno de esos recogepelotas que atienden cada movimiento del tenista. Hace dos años le tocó trabajar en el partido de dobles de Rafa Nadal y Pablo Andújar contra Feliciano López y David Ferrer.

Nadie se percató de que una pelota, de un potente servicio del toledano, impactó en su ojo. Nadie supo nada de ese incidente. ¿O sí?

Delage terminó el partido, pero después tuvo que ser atendido por los servicios médicos, pues el impacto de la pelota fue tan fuerte que comenzó a tener problemas de visión. Hoy, dos años después de ese desafortunado incidente, la situación no ha mejorado. Pero hay alguien que ha vuelto a preocuparse por él, un tal Rafa Nadal que sí se percató de que el saque de Feliciano López había dado de lleno en el ojo del muchacho. «Me dijeron que fuera a la sala de los recogepelotas y ahí estaba él. Fue genial, es muy amable. Hablamos durante diez minutos y me preguntó cómo estaba».

El tenista balear incluso preguntó por él en el siguiente torneo, pero Delage no lo supo hasta esta semana. «Me quedé impresionado». Una visita que no olvidará, como tampoco el pelotazo que recibió. No obstante, Delage no ha dejado de atender las exigencias en la pista de los tenistas. Lo hizo un año después del accidente, y también esta semana, en la que debutó con el partido entre los tremendos sacadores Ivo Karlovic y Milos Raonic. Una prueba de altura para superar los miedos. Y pasó.

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