MotoGP

Valentino Rossi, 42 años y sin freno

El piloto afronta su temporada 22 en MotoGP con un equipo satélite y sin pensar en el DNI

Valentino Rossi, en una imagen de archivo ABC

Esta funcionalidad es sólo para registrados

En un deporte como el motociclismo, que cada cierto tiempo debe rebajar la edad de permiso para entrar en el Mundial porque ya ha salido otro talento más precoz que el anterior, hay una máxima que, desde hace años, permanece en forma, espigada, maleable, sonriente y firme como un junco: Valentino Rossi . Con 42 años lleva mucho tiempo escuchando eso de por qué sigue corriendo. Él tiene la respuesta en otra pregunta: ¿Y por qué no?

« No corro para pasar el tiempo . Vengo de dos temporadas en las que estuve por debajo de lo que se esperaba y quiero ser más competitivo y luchar por podios en esta». En esta declaración se esconden muchos motivos por los que afronta su temporada 26, 22 en la categoría reina del motociclismo, en un equipo diferente en todos los aspectos, Petronas. Porque, aunque contará con las mismas ayudas que las Yamaha de Maverick Viñales y Fabio Quartararo, no deja de ser una escuadra satélite que lo devuelve a sus primeros pasos en el Mundial, allá por 1996, después de tantos y tantos éxitos en motos oficiales de fábrica.

Sin embargo, mientras algunos observan que es un paso atrás, para él es otro episodio para probar que el número 46 lo define mucho más que el 42, o el 43. «Creo que he sido piloto de un equipo de fábrica desde 2002, 19 temporadas en MotoGP. Mis dos primeros años en 500cc fueron en satélite, hace ya 20 años y ese motociclismo era otro mundo, pero me sentí muy cómodo. Significa menos gente alrededor de la moto, puedes pensar más en cómo hacerlo en la carrera que en el desarrollo de la moto . Eso puede ser bueno para mí. Además, este equipo ha demostrado en las dos pasadas campañas que pueden conseguir victorias, llevar a los pilotos a lo más alto. Estoy preparado para aprender». Menos presión, más libertad para hacer lo que a él le gusta. Ya se vio esta pasada campaña, con demasiado sufrimiento en los entrenamientos y con resultados más que aceptables los domingos cuando se reparte la gloria.

En 2020, con ese Mundial exprés y agotador de carreras cada fin de semana, no tuvo tiempo para reflexionar ni para comprobar cómo se traducían sus sensaciones sobre la moto en resultados sobre el papel. Así que su plan de futuro se irá consolidando durante la primera parte de este 2021. «Para verano, el parón de mitad de temporada, y según los resultados, decidiré si sigo en 2022. Si estoy fuerte, mi intención será continuar un año más . Si no me siento así, no. Por ahora tengo energía. Cuando pare, después de tantos años, seguro que mi vida cambia, pero quiero seguir siendo piloto», acepta con la madurez y la ilusión de la cuarentena.

Cómo no hacerlo si, a pesar de no sumar su ansiada décima corona desde que paró su cuenta en 2009 –7 de MotoGP–, a pesar de no estar en el centro del podio desde Países Bajos 2017, en el Mundial de 2020 todavía tuvo arrestos para ser tercero en Jerez, cuarto en San Marino y quinto en República Checa y Austria. Y con una Yamaha llena de altibajos que tampoco Maverick Viñales pudo domar más allá de un domingo de excepción en Emilia Romagna. Cómo no hacerlo si en los circuitos, ahora vacíos, el color amarillo se concentra en mayoría , si su camión es siempre el que más seguidores recibe para conseguir una foto o un saludo de su ídolo. «Tengo millones de aficionados por todo el mundo y durante mucho tiempo les he hecho divertir. Quiero seguir haciéndolo, y para ello tengo que estar fuerte, pelear por podios, hacer buenos adelantamientos. Es la meta: divertirme yo para divertirlos a ellos ».

Herencia

Tanto de resultados como de seguidores podría vivir cómodamente desde hace años, sin la presión de jugarse la vida cada domingo –como ocurriera en Austria, cuando la moto de Johann Zarco cruzó volando a escasos centímetros de su manillar–. Dueño de siete coronas de MotoGP, 89 victorias y 199 podios en categoría reina, tiene además negocios millonarios de mercadotecnia que incluyen a muchos pilotos de la parrilla –durante un tiempo llevó también los artículos de Marc Márquez – o incluso con participaciones en la Juventus hasta 2019.

Formó la VR46 Riders Academy , de la que ya han salido varios éxitos cosechados bajo su bandera: los títulos de Moto2 de 2017 y 2018 de Bagnaia y Morbidelli; primera victoria en MotoGP de este último, con quien ahora comparte garaje. Y presencia en todas las categorías con motos que llevan sus colores. Para completar el círculo, su hermano Luca Marini debuta este curso en Primera con una moto que luce el Sky Racing Team VR46 en su chasis.

Aquí sigue, adaptándose a un deporte cada vez más rápido, cada vez más joven. Sin freno. «Conforme sumo años, necesito trabajar más duro, sobre todo el cardio: más bicicleta y más salir a correr para mejorar la capacidad física. Y la recuperación. En comparación con antes, hay más esfuerzo después del entrenamiento. Se hace duro subir escaleras », explica. No le importaría cambiar de vehículo, a uno de cuatro, para mantener la adrenalina de las carreras cuando cierre su etapa en MotoGP. Pero, por el momento, en los test de Qatar, registró la vuelta más rápida de toda su carrera. «Estoy ahí». Sin freno.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación