Maya Balanya

Río 2016Ray Zapata: «Todo puede pasar, pelearé la medalla»

Afronta «tranquilo» su debut olímpico, en el que esta tarde buscará la final de suelo

Río de Janeiro Actualizado: Guardar
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«Cuando vivíamos en Santo Domingo no paraba quieto en casa. “Me aburro”, me decía una y otra vez. Era muy inquieto. No había manera de frenarlo», recuerda la madre de Rayderley Zapata, Raysa, durante el vuelo que desplaza a la familia a Río de Janeiro. Cuatro días después, su hijo, una de las opciones de medalla de España, se estrena este sábado en unos Juegos Olímpicos, en la clasificación de suelo, en busca de una plaza en la final del día 14. «Desde que nos fuimos a Lanzarote, cuando él tenía diez años, la gimnasia y estar en los centros de Alto Rendimiento le han hecho cambiar. Para estos Juegos le veo tranquilo. Él no se pone nervioso, al contrario que yo, aunque seguro que cuando llegue la competición...

Ya veremos, pero está muy tranquilo», insiste la madre.

«Yo iba a mi bola y hacía lo que quería en Santo Domingo. Era muy travieso. En Lanzarote no salía a la calle como hacía allí, pero empecé a hacer gimnasia y todo fue mejor. Me ayudó en la integración y a adaptarme», reconoce Zapata, que con 23 años y en vísperas de su participación en Río afirma estar «relajado, sin ningún tipo de presión». «A Ray le veo muy motivado e ilusionado, deseando competir ya. Creo que la clasificación le va a ir muy bien, para estar aún más tranquilo de cara a la final», aventura Jesús Carballo, bicampeón del mundo de barra fija y presidente de la Federación Española de Gimnasia.

Carballo confirma que el hispano-dominicano realizará este sábado «un ejercicio seguro, sin arriesgar», para asegurarse una de las ocho plazas para la jornada de lucha por las medallas. «El objetivo principal es entrar en la final, lucharla, pelearla y disfrutarla. Mi sueño es estar en el podio y estoy emocionado por poder cumplirlo, pero hay que ser realista con el oro, porque hay gente muy buena», recuerda Ray. Se refiere, entre otros rivales, al japonés Kenzo Shirai, el campeón mundial de 2013 y 2015, a quien Zapata considera «inalcanzable», y al británico Max Whitlock, plata en la cita planetaria de Glasgow.

«Por supuesto que le veo con posibilidades de ganar una medalla. Ya ganó el bronce en el Mundial y está entre los candidatos, con los mismos rivales. Tiene sus opciones», subraya Carballo, deseoso de que Zapata «no cometa ninguna infracción y haga bien su ejercicio». El llamado «Elemento Zapata», un doble mortal hacia adelante con giro y medio, lo han descartado el gimnasta y su entrenador, Fernando Siscar, por ser de extrema dificultad. Al canario de adopción le gusta «estar en el aire», pero es consciente de que tiene muchos más problemas para clavar los saltos que el triple medallista olímpico en suelo Gervasio Deferr.

Al contrario que a Deferr, a Zapata le gusta machacarse. «Sí, sí, a Ray le gusta entrenar. Disfruta haciéndolo», confirma su madre. «Luchador» y «trabajador», como le define el presidente de la gimnasia española, Ray insiste en que «hay que competir» para cumplir el objetivo, mientras su técnico le reclama en la Villa Olímpica que no se demore demasiado, «¡que hay que ir a entrenar!». «No sé si puedo estar mucho más tiempo...», dice Zapata mientras dirige la mirada hacia el seleccionador por si recibe un toque por tardar más de lo previsto.

Amenaza de desahucio

«Yo lucho por estar en la final. Luego... todo puede pasar. Voy a pelear por la medalla», insiste el español. «A ver si hay suerte», dice Carballo con vistas a la clasificación de este sábado y la obligada final. «Ojalá consiga una medalla», suspira su madre con las manos entrelazadas y mirando al cielo. Gracias a la gimnasia Ray Zapata impidió en el pasado el desahucio que amenazaba a sus padres.

«Si ganase el oro olímpico mi vida y la de mis padres cambiaría por completo, porque recibiré más ayudas», reconoce Ray, que ya ha realizado más de un anuncio para los Juegos de Río, contagia con su alegría y simpatía a los compañeros olímpicos y ha disfrutado en las sesiones de grabación. De momento, por el oro se embolsaría 94.000 euros, por la plata 48.000 y por el bronce 30.000, que son los premios que concede España en las disciplinas individuales. Sería su recompensa a tanta y tan durísima preparación.

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