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Vídeo: Carolina Marín, oro en Brasil - ATLAS

Río 2016 | BádmintonLos polémicos gritos de Carolina Marín

Sus alaridos y su agresividad en la pista provocan disparidad de opiniones: ¿estrategia para ganar o antideportividad?

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Sus gritos resuenan por todo el pabellón. No son de alegría ni de alivio. Son de garra, de amenaza. Carolina Marín ha estudiado a las rivales con sumo cuidado y sabe que la batalla mental empieza antes de entrar en la pista. «Tienes que demostrar que no te vas a rendir para que no piensen que te pueden vencer, para ponerlos nerviosos», explicaba la jugadora tras terminar los cuartos de final ante Ji Hyung Sung. La coreana terminó llorando a su lado en la zona mixta.

La táctica que ya empeló en el Mundial de 2015 para alertar de su presencia a las rivales se ha multiplicado en Río 2016, donde Marín se ha llevado el oro.

«No sé si las rivales me tienen respeto, yo desde luego no se lo tengo.

Yo he venido a ganar», admitió tras alcanzar la semifinal. Se entienden las palabras en un contexto guerrero y competitivo en el que todas luchan por lo mismo. Cada punto, un grito. Un alarido al cielo para que se sepa que está dispuesta a todo por ganar. Sin embargo, su estrategia está causando cierta polémica porque no solo celebra los buenos golpes propios sino también los errores ajenos, lo que contradice el espíritu olímpico y para muchos roza la antideportividad.

Disculpas

Marín está tan centrada en su trabajo, que ni siquiera la lesión de una rival le produce ningún despiste, y mucho menos algo de preocupación. En su partido de semifinales, vio cómo su rival, la china Li Xuerui, caía al suelo tras un mal paso, un mal movimiento. La rodilla de la china se había torcido un poco y necesitó asistencia médica y una rodillera. Sucedió al final del encuentro y Xuerui no pudo recuperarse y cedió casi sin moverse los tres puntos que le quedaban a la española para alcanzar el último partido.

«La lesión de la china es una estrategia. Ya me lo hizo otra vez», señaló tras el encuentro en Cope. Sin embargo, poco tiempo después, Marín arreglaba esas duras palabras con un mensaje en las redes sociales.

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