Mundial de Rusia 2018

Rafa Márquez, una leyenda tratada como un apestado

El jugador mexicano sufre el veto de las marcas de EE.UU. por su presunta relación con el narcotráfico

Rafa Márquez en un entrenamiento con su selección durante el Mundial de Rusia AFP
Carlos Tristán González

Carlos Tristán González

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Hablar de Rafa Márquez es hacerlo de una celebridad en México ; es un ídolo, un capitán. El futbolista se encuentra jugando su quinto Mundial y ha entrado en la historia al igualar a Lothar Matthäus y Antonio Carbajal como los futbolistas con más torneos de este tipo disputados. Portador del brazalete de su selección desde 2002, su trayectoria le ha llevado a los altares deportivos de su país. Sin embargo, un anuncio en agosto del año pasado truncó su impoluta carrera: el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos le acusó de colaborar con el narcotráfico .

Retirado desde el pasado mes de abril, el Mundial de Rusia será su gran despedida como profesional. A sus 39 años , el «Káiser» ha jugado los dos encuentros frente a Alemania y Corea del Sur, partiendo, eso sí, desde el banquillo. Aunque futbolísticamente sigue siendo un referente, la sombra del narcotráfico se cierne sobre él desde hace un año. A pesar de que la Federación Mexicana de Fútbol le ha respaldado desde el inicio, su día a día no está siendo igual al de sus compañeros, ya que estar implicado en un caso de blanqueo de dinero en Estados Unidos está condicionando su último Mundial.

La ley estadounidense prohíbe hacer negocios con personas involucradas en este tipo de delitos. Por ello, Rafa Márquez se entrena con una equipación sin publicidad, bebe un refresco de una botella sin marca y, aunque completase un partido impecable en el Mundial, no recibiría el trofeo de «Man of the match» , al estar patrocinado por una cerveza estadounidense. Además, el jugador no puede hacer declaraciones tras un partido, ya que eso implicaría que saliesen las marcas que están esponsorizadas detrás de él. Otras empresas como Nike o Procter & Gamble rescidineron sus contratos de más de una década con el jugador cuando saltó el escándalo.

Ante esta situación, la que debería ser la gran despedida de un ídolo nacional está quedando empañada por sus supuestos delitos , los cuales negó desde el inicio: « Rotundamente falso. No soy un delincuente». Su presunta colaboración con Raúl Flores, narcotraficante desde la década de los ochenta, le ha minado su imagen en el extranjero, no así dentro de su país: «Aquí nadie le juzga, sigue siendo un ídolo», cuenta a ABC un periodista mexicano. En sus últimos compases como profesional, Rafa Márquez está haciendo historia con su país al mismo tiempo que el resto del mundo, especialmente Estados Unidos, le mira con recelo. De momento, su sueño es salir campeón con México, una nación que le idolatra por lo que ha dado al deporte patrio.

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