Pedro García Cuartango - Victoria o muerte

Alemania nunca se rinde

Es favorita pese a la derrota ante México. Conserva el gen ganador de jugadores como Fritz Walter y Beckenbauer. Su primer título en Suiza frente a la Hungría de Puskas levantó a un país devastado por la guerra y las secuelas del nazismo

Pedro García Cuartango

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Decía Gary Lineker que el fútbol es un deporte de once contra once en el que siempre gana Alemania. No fue así hasta el Mundial de 1954 porque hasta esa fecha el equipo germano no había ganado nada. Y tampoco la frase del jugador británico se verificó ayer porque la Mannschaft cayó derrotada frente a México.

Fue un partido épico, en el que el conjunto de Low acorraló a sus rivales en el segundo tiempo. Pero el balón no quiso entrar en la meta de Ochoa. También España empezó perdiendo en Sudáfrica y luego ganó el Mundial. Pese a este revés y a sus últimos malos resultados, Alemania sigue siendo la principal favorita para ganar la competición.

Le avalan sus cuatro títulos y el carácter de sus jugadores, aunque es cierto que esta selección está un poco escasa de talento. Le vendría muy bien un Fritz Walter, capitán del equipo que ganó el Mundial de Suiza en 1954.

Fritz Walter, capitán de Alemania en Suiza 1954

Aquello sí que fue una sorpresa porque Alemania venció a la Hungría de Puskas, Czibor, Kocsis e Hidegkuti en un vibrante partido. El conjunto magiar poseía una increíble calidad con virtuosos que bordaban el fútbol. En la final en Berna, Hungría ganaba ya por dos cero a los ocho minutos. Pero Fritz Walter tomó las riendas del juego y llevó a la victoria con un gol de Rahn a siete minutos de la conclusión.

La selección alemana volvió en un tren que atravesó el país de forma triunfal. Sus integrantes fueron recibidos como héroes en una nación todavía devastada por la guerra y por las secuelas morales del nazismo. En medio de aquella desolación, la victoria en el Mundial devolvió la ilusión a millones de ciudadanos.

Walter se convirtió en un símbolo. Era un brillante estratega, un gran pasador y, sobre todo, un líder. Se asemejaba en muchos aspectos a Di Stéfano. En la década siguiente, Beckenbauer tomaría el relevo, llevando a Alemania a ganar el Mundial en su propia casa en 1974. Tuve la suerte verle jugar en cuatro ocasiones y era fantástico. Parecía que llevaba guantes en los pies.

Al equipo de Low, le vendrían muy bien Walter y Beckenbauer, que eran infinitamente mejores que Khedira y Özil. Pero Alemania es Alemania y sería un error menospreciar a este grupo acostumbrado a ganar. Todavía es posible el milagro.

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