Un Chelsea en llamas decide su futuro en Europa

Hace algunas semanas, cuando el Chelsea superó sin demasiados sobresaltos al Lille (2-0) en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, nadie podía imaginar que el club insignia del burgués barrio londinense a orillas del Támesis iba a estar dominado por la inestabilidad en la actualidad. Sea como fuere, la realidad volvió a superar a la ficción: estalló una guerra entre Rusia y Ucrania y el gobierno británico decidió bloquear las cuentas de varios oligarcas rusos, con cierta relación con el Kremlin, con negocios en el Reino Unido. Una sanción que afectó directamente a Roman Abramovich y al club que regenta desde 2003, el Chelsea.

Desde entonces y hasta que la entidad confirme su venta ( el viernes se cierra el plazo para presentar ofertas de compra ), el Chelsea ha sido sancionado con un paquete de medidas que afectan desde a la imposibilidad del club a fichar, la prohibición de venta de entradas y merchandising o la imposición de un límite de 20.000 libras como gasto máximo en los viajes para los encuentros lejos de su feudo.

Mientras todo a su alrededor arde, el equipo dirigido por Thomas Tuchel continua compitiendo y ganando. El pasado sábado, ante el Newcastle, la afición ‘blue’ pudo llenar su estadio ya que las entradas fueron vendidas antes de las sanciones. En el encuentro, donde un gol de Havertz en el minuto 89 hizo estallar en júbilo a la hinchada de Stamford Bridge, se escucharon cánticos de apoyo a su exdirigente Abramovich. También fue notorio en el ambiente la animadversión hacia ‘Three’ , la empresa de telecomunicaciones que retiró su patrocinio a los londinenses tras el bloqueo británico al club. Numerosos aficionados se presentaron en su estadio tapando el logo de la compañía de sus camisetas azules.

Después del partido de hoy en Francia, el Chelsea jugará los cuartos de final de la FA Cup en Middlesbrough. Para tal cita, los capitalinos tienen dos problemas: por un lado, sus aficionados no podrán disfrutar de las 4.620 entradas que el Boro puso a su disposición; y por otro, la plantilla viajará en bus (un trayecto de más de diez horas) debido a que el montante del trayecto en avión supera el límite de 20.000 libras impuesto por el gobierno británico. Frente a tal adversativa, Kai Havertz se ha ofrecido a correr con los gastos del trayecto. «Pagaría por ello, no es un problema. Hay cosas más importantes ahora mismo en el mundo que si cogemos un autobús o un avión para jugar un partido fuera de casa», señaló recientemente el mediapunta alemán.

Para el encuentro de hoy en Lille, donde los ingleses defienden una ventaja de dos goles ante unos galos que no contarán con uno de sus mejores hombres, Renato Sanches, el Chelsea sí ha podido desplazarse sin limitaciones porque el viaje se organizó y se pagó antes de la sanción.

Al mismo tiempo que la incertidumbre dirige el presente del Chelsea, su entrenador, Thomas Tuchel , intentó ayer centrarse en la rueda de prensa previa al choque en Lille: «Ningún partido se decide con un marcador de 2-0. La segunda mitad es mañana y tendremos que tener otra gran actuación».