Joseph Blatter junto a Jerome Valcke
Joseph Blatter junto a Jerome Valcke - EFE
Fútbol

El Gobierno amenazó a la FIFA con acudir a la UE si sancionaba a España

El cruce de cartas entre Cardenal y Valcke demuestra la escalada de tensión tras la convocatoria de huelga de la AFE

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«La situación que se vive en España podría dar lugar a la imposición de sanciones, que podrían incluir una suspensión». Con esta amenaza directa se despachaba el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, en una misiva que envió el pasado 11 de mayo al Gobierno en mitad de la huelga convocada por la AFE y la Federación contra el real decreto ley de reparto de los derechos audiovisuales. Han pasado casi dos meses desde entonces, y no solo no hubo huelga, sino que tampoco ha habido más advertencias. Bastante tiene la FIFA con el escándalo de corrupción que se ha llevado por delante a su presidente, Joseph Blatter, como para andar vigilando a España. El propio Valcke está siendo investigado por la Fiscalía estadounidense por la transferencia de 10 millones de euros para amañar la elección del Mundial de Sudáfrica.

La situación ha cambiado radicalmente en estos dos meses, pero en aquel momento la carta cayó como una bomba entre dos trincheras, las que enfrentaban a la AFE y la Federación por un lado, y a la Liga y al Consejo Superior de Deportes por otro. Detractores y promotores de un decreto ley que no agradaba a Ángel María Villar, quien pidió ayuda a Blatter como ya había hecho en una situación similar en 2008 con Lissavetzky, quien sí tuvo que ceder ante los intereses del eterno presidente de la Federación.

Garantizar la soberanía

El actual secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, se mantuvo firme y contestó con otra amenaza: «Si se produjera la adopción por la FIFA de cualquier medida que pusiera en riesgo la participación internacional de equipos españoles, es intención de este Gobierno informar a los ministros de Deporte de la Unión Europea, en la próxima sesión formal a a celebrar el próximo 18 de mayo, y en ese ámbito requerir la adopción de cuantos acuerdos sean oportunos para garantizar la soberanía del Reino de España», advertía Cardenal en su misiva.

La FIFA había esgrimido los artículos 13 y 17 de de los estatutos de la FIFA, que establecen que sus miembros -en este caso, la Federación Española- «deben administrar sus asuntos de forma independiente y asegurarse de que no se produzca ninguna injerencia por parte de terceros en asuntos internos». Pero Cardenal negaba la mayor: «Este Gobierno desconoce las disposiciones normativas o actos administrativos que supuestamente supongan una violación de los artículos 13 y 17 de los Estatutos FIFA».

Entre ambas cartas, la de Valcke (el lunes 11 de mayo) y la de Cardenal (el miércoles 13 de mayo), se produjo el martes 12 otro hecho llamativo: la visita a la sede de la Federación de varios inspectores. Una especie de «hombres de negro» que mandaba la FIFA para hacer ver quién mandaba en esta situación. Evidentemente, no había mucho que inspeccionar, pero su presencia añadía más tensión a la que ya existía. El resto de la historia es bien conocida: ese miércoles el Congreso aprobó tramitar la nueva norma como decreto ley, y el jueves la Audiencia Nacional paralizó de manera cautelar la huelga de la AFE, lo que de paso suponía una derrota para la Federación.

La FIFA «toma nota»

El domingo 17 se disputó la penúltima jornada, el Barça se aseguró el título de Liga, y al día siguiente Jerome Valcke envió una carta mucho más conciliadora que la del lunes anterior. Ya no se hablaba de injerencias ni de amenazas de suspensión: «Le agradecemos el envío de su correspondencia arriba mencionada, de cuyo contenido hemos tomado debida nota», aseguraba el secretario general de la FIFA. Y en el Consejo Superior de Deportes no han vuelto a recibir más correspondencia. Apenas nueve días después, el 27 de mayo, eran detenidos siete altos cargos de la FIFA implicados en una gigantesca red de amaños. Y el 2 de junio, a pesar de que acababa de ser reelegido, Blatter tiraba la toalla. Este jueves se cumplía un mes desde su dimisión. Evidentemente, Blatter tiene otros asuntos más urgentes que el de amenazar a España.

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