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Xavi tuvo una emotiva despedida - reuters
Barcelona

Xavi, adiós a una leyenda

El capitán del Barcelona se despidió del Camp Nou entre lágrimas y con un precioso homenaje

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La imagen del Camp Nou desierto no dejaba lugar a dudas. El confeti azul y grana poblaba el terreno de juego y los operarios iban retirando poco a poco las distintas pancartas preparadas para la ocasión. El homenaje a Xavi había sido legendario. El capitán del Barcelona, el futbolista que más veces ha vestido la camiseta azulgrana y el que más títulos ha conseguido se despedía de su afición. Un cariño mutuo que quedó plasmado a lo largo de la tarde.

Sobre el césped, Xavi lució el brazalete de capitán desde el inicio del partido ante el Deportivo y durante 85 minutos. El capitán azulgrana saltó al campo y se topó de bruces con una pancarta gigantesca dándole las gracias por las 17 temporadas que ha estado en el primer equipo.

Recibió aplausos cada vez que tocó el balón. Y se hundió cuando Luis Enrique decidió sustituirle. Se fundió en un cariñoso abrazo con Iniesta justo antes de abandonar el campo y se sentó en el banquillo. Ahí no pudo aguantar más y rompió a llorar como un bebé. Lágrimas de emoción, de alegría, de despedida.

Acabado el partido, el Barcelona celebró el título de Liga. Ángel María Villar estuvo en el Camp Nou y le entregó el trofeo a Xavi, que lo levantó con ganas. Quién sabe si será la última muesca a su extraordinario palmarés. A falta de la final de la Copa del Rey y de la final de la Liga de Campeones, la Liga es suya.

Los festejos por el titulo dieron paso al momento más esperado de la tarde. El homenaje a Xavi, al eterno capitán del Barcelona. Iniesta comenzó agarrando el micrófono y desde el mismo césped se dirigió a su amigo y compañero: «Gracias por todo, por tantos años de enseñanza». Después, un vídeo con imágenes de la carrera del egarense, celebrados especialmente por el público los goles ante el Real Madrid. Unas imágenes que le dejaron deshecho, llorando, y con el turno de palabra. Se tuvo que limpiar las lágrimas con las manos, emocionado, y cogió fuerzas para dirigirse a su afición. «No sabéis lo orgulloso que me siento de ser jugador del Barça. Somos el mejor club del mundo, digan lo que digan», espetó con la voz rota.

Xavi dio la vuelta de honor correspondiente, mientras sus compañeros se enfundaban una camiseta de homenaje con el dorsal número 6 en la espalda y una foto del capitán en la parte frontal. Nada más acabar la vuelta, le agarraron y le mantearon. La fiesta concluyó ya con el estadio completamente vacío, cuando Xavi volvió a saltar al césped con el trofeo en la mano y aparecieron sus familiares y algunos amigos para hacerse las fotos de rigor desde el centro del campo. Un adiós soñado, un adiós de leyenda.

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