Contador durante la presentación de los equipos que participan en la Vuelta
Contador durante la presentación de los equipos que participan en la Vuelta - EFE

La Vuelta a España mima a sus figuras

Hoy comienza una apasionante carrera con un cartel de lujo: Froome, Contador, Quintana y Valverde

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Hace algunos años la Vuelta a España era un reducto bucólico y vocinglero dominado por los boletines horarios y el micrófono de un periodista sin igual, José María García. Una cita que enamoraba a los ciclistas extranjeros secundarios por la comodidad de los hoteles y al equipo ONCE, a Jalabert y Zulle al grito del «venga, venga, venga» de Manolo Saiz.

Vino después un socavón: las estrellas corrían el Tour y se olvidaban de la Vuelta, que había cambiado de la primavera a septiembre en busca de otros alicientes. Casi nunca se vio a Induráin, Armstrong, Pantani o Ullrich. Una época de indefinición que ha dado paso a los nuevos tiempos. Desde que el Tour compró la Vuelta (es el propietario del 51 por ciento), desde que Javier Guillén se colocó en el puente de mando, la carrera ha cobrado identidad.

Otro maillot (rojo pasión), puertos inéditos, montañas sin descanso en aras de la televisión. Tres semanas de fuego. Un producto reconocible. El penúltimo escalón fue la captación de figuras. La carrera, que hoy arranca en la Orense termal, cuenta otra vez con un cartel de lujo: Froome, Contador, Quintana y Valverde estarán en la línea de salida.

Los cuatro jinetes del Tour se exponen desde hoy, en Orense, al modelo imperante: una contrarreloj por equipos de 29 kms para amenizar la salida, diez finales en alto (uno más que en la edición 2015), tránsito por los puertos asturianos y norteños antes de la cita cumbre en el Aubisque (el puerto cortado a cuchillo en los Pirineos franceses), descenso hacia el Mediterráneo con una crono en Calpe y el alto militar del Aitana como guinda.

«Aquí no pagamos a nadie»

Entre Froome, Contador, Quintana y Valverde juntan cinco Tours, tres Giros y cuatro Vueltas. Material de primera calidad que rebate la vieja idea del ciclismo, según la cual una vez franqueado el Tour la temporada estaba acabada. Ahora queda la Vuelta.

En esa persecución de los detalles, los organizadores de la carrera española han tejido una red de relaciones con los ciclistas. Un hilo invisible que tiene que ver con los intangibles: cuidar a las estrellas, mimar su ego, atender sus consideraciones y ofrecerles información de primera mano. «Aquí no pagamos a nadie para que corra la Vuelta», cuenta a ABC el director general de la carrera, Javier Guillén.

El primer ejecutivo de la Vuelta ha optado por otra vía. El exciclista Fernando Escartín, uno de los diseñadores del recorrido, mantiene contacto habitual con Alberto Contador, a quien le une una vieja amistad de sus tiempos en el pelotón. Escartín habla con Contador y le comunica novedades, posibilidades y detalles. Javier Guillén se encarga en primera persona del contacto con Froome. Se cruzan mensajes, dan vida al whastapp en la distancia y mantienen el vínculo. A Nairo Quintana lo miman en la Vuelta a través del mánager de su equipo, el Movistar, Eusebio Unzué, a quien Guillén conoce desde hace tiempo. Y a Valverde, habitual de la prueba, la Vuelta le ha concedido este año una prebenda, el dorsal número uno en honor al desafío que despliega este curso: el Giro, el Tour, los Juegos y la Vuelta.

«La Vuelta quiere mostrarse como lo que es, un elemento para facilitar las cosas, no para complicarlas -dice Guillén-. Escuchamos a los protagonistas y cuidamos todos los aspectos para que la carrera tenga alicientes, guste al público y a los ciclistas. No hay un método matemático para el éxito, es la suma de detalles». La carrera paga un fijo a los equipos por participar, más los hoteles de las 21 jornadas. A cambio recibe de cada localidad sede de etapa 100.000 euros y unos 40.000 por cada salida.

«Contador ayuda mucho porque siempre plantea retos, Giro y Tour, Giro y Vuelta, Tour y Vuelta. Esa ambición también contagia a los otros ciclistas», razona Guillén. Uno de los rostros habituales, Purito Rodríguez, falta a la cita. Se han agotado sus reservas de energía en el verano de su adiós.

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