Cádiz CF

La pizarra del Sevilla Atlético-Cádiz CF

El once gaditano volvió a empatar un partido loco en el que no hubo ni orden ni concierto

Alfonso Carbonell
Actualizado: Guardar
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Momento en que Santamaría entorpece a Caro en su salida para que el balón le llegase a Álvaro, que marcó el 3-2 a puerta vacía.
Momento en que Santamaría entorpece a Caro en su salida para que el balón le llegase a Álvaro, que marcó el 3-2 a puerta vacía.

El Cádiz CF volvió a sumar un punto fuera del Ramón de Carranza cuando todo parecía perdido. Aunque en esta ocasión el gol de Abdullah que ponía las tablas en el marcador del Sánchez Pizjuán no fue con el partido casi finalizado como el de Aitor en Zaragoza, sí que se dio en un momento en los que apenas se estaba jugando al fúbol ya que tanto jugadores de un equipo como de otro no paraban de enzarse en discusiones y amagos de tangana sin llegar nunca la sangre al río. Pero ojo, lejos de que esos parones le fuesen mal al equipo que iba por debajo en el marcador, el Cádiz CF, le vino de perlas ya que fue en esos derroteros como llegaron los goles de Álvaro García y de Abdullah.

Cervera movió el banquillo tan pronto se vio dos por debajo del marcador y, como en Zaragoza, consiguió que uno de sus cambios acabara resolviendo marcando el gol del empate. El partido fue de locos, pero por lo que se ve la locura le viene bien a un Cádiz CF que suele sacar petróleo cada vez que su entrenador le da por agitar la coctelera.

1.Las ideas claras. Y eso que pese a que el partido degenerase en un manicomio, el Cádiz CF no salió nada mal ante un filial que se fue al descanso ganando 2-0 tras tampoco exponer mucho más del otro jueves. De hecho, de estar más acertados los atacantes cadistas lo normal es que en algunas de las incursiones de Brian o Alvarito se hubiera conseguido un tanto en el caso de que Ortuño fuera el que tenía acostumbrado a ser hace no mucho tiempo. Porque el Cádiz CF de Cervera, a sabiendas de que el Sevilla Atlético le iría a buscar a su campo, sabía muy bien como sacar su mejor juego a relucir. Ortuño bajaba a la medular para controlar balones y abrir el juego a la banda izquierda, donde por momentos Brian y Álvaro García camparon a sus anchas. El Cádiz CF hacía posiciones cortas, pero acertadas. Varias ocasiones cadistas se fueron al limbo y el Sevilla atlético, sin tampoco buscarlo mucho, aprovechó la fragilidad de la zaga gaditana para marcar dos goles que no resumía bien lo sucedido en los primeros 45 minutos.

2. Cambios ofensivos. Cervera no tuvo otra que mover el banquillo a los diez minutos de la segunda parte. Sentaba a Garrido y Salvi y metía fútbol con Abdullah y electricidad con Aitor, que se colocó en la izquierda aunque actuó con la libertad necesaria para llevar el partido a la locura. Acortó distancias Alvarito, pero el Sevilla Atlético volvía a distanciarse con el absurdo penalti de Aridane, que se fue al banco para dejar una defensa de tres hombres y una delantera de dos con Santamaría y Ortuño buscando balones mientras que Aitor, Alvarito, Aketxe y Abdullah ideaban jugadas y José Mari hacía de sostén. Sin orden ni concierto llegó el empate casi que sin que aún se le encuentro explicación al desenfreno en el que entró un partido donde aún tenían cosas que pasar.

3. El Cádiz CF se echa atrás. Y lo que pasó es que Cifuentes sacó una mano providencial a libre directo de Ivi para evitar que el triunfo se lo llevase un Sevilla Atlético que ya antes tuvo en las botas de Curro el cuarto de no ser por la madera. Porque lo cierto es que justo después de conseguir el empate, el Sevilla Atlético despertó de su letargo y se fue convencido a por la victoria metiendo al Cádiz CF en su campo, incluso en su área, donde se vivió un asedio durante algunos minutos anteriores a la prolongación.

Sin duda, visto lo visto, el punto conseguido era muy bueno pero resultó evidente el paso atrás que dio el equipo gaditano. José Mari se incrustó en el eje de la dedensa junto a Aridane y dejó el centro del campo para un popurrit inexperto de jugadores de ataque del tipo Aketxe, Abdullah, Gorka Santamaría o Aitor, que en ingún momento supieron controlar el desaguisado. Y es que cuando no se tienen los mimbres necesarios para defender un resultado, resulta una locura hacerlo. Pero ya se sabe que a este Cádiz CF le va la locura.

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