Kike Márquez y el sistema

Kike Márquez ha renovado por el Cádiz CF. Se lo merece. El fútbol es un estado de ánimo y cada vez que toca el sanluqueño la pelota da la sensación de que la vida le sonríe, que todo le va de lujo, que su vida marcha, que está feliz. Son sensaciones que a uno se le amontonan cada vez que ‘el torero de Sanlúcar’ encara a un rival, cada vez que controla la bola, cada vez que la soba, la pisa e intenta hacer alguna faena al rival para despertar el ‘olé’ de la grada. El estado de confianza de Kike parece estar en su cota mayor y su club, el Cádiz, no se lo ha pensado dos veces y le ha ofrecido la renovación rubricada.

Kike Márquez llegó del Sanluqueño de la mano de Gaucci. Sin grandes titulares y como uno de esos fichajes de perfil bajo al estilo Adri Gallardo, Gato y tantos otros que se han perdido por ligas menores. Posiblemente es, de los titulares de Claudio, el que más méritos ha hecho para ser porque se lo ha ganado con trabajo y sudor. Viniendo desde abajo y soportando los fichajes de jugadores con mayor renombre. Siempre los aceptó por saber que al Cádiz deben venir los mejores dentro de un escalafón. Y lo aceptó como mejor hay que aceptar las cosas. Con deportividad, compañerismo y, lo más importante, superación.

Kike Márquez es titular siempre y cuando Claudio se decida por jugar con el sistema con el que mejor funciona su equipo, es decir, el 4-2-3-1 con Fran Machado, otro titular indiscutible, como mediapunta. En cambio, si se decanta por el 4-4-2 con Jona y Airam y Fran machado escorado a la izquierda cometería el craso error de estar sentando en el banquillo a un jugador que se encuentra, junto a Juan Villar, en el estado idóneo para afrontar un momento crucial de la temporada. El sanluqueño quiere la pelota y, en estos momentos, en sus piez puede ser un arma letal para el enemigo y un abanico de soluciones para el cadismo.