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Moke: «El Cádiz CF es muy exigente y es bueno para aprender a manejar la presión»

El exfutbolista amarillo triunfa en el Steaua de Bucarest, el mejor equipo de Rumania y rival del Villarreal en la Europa League

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Wilfred Moke, central del Steaua de Bucarest
Wilfred Moke, central del Steaua de Bucarest

Partido de Europa League. El Villarreal visita al histórico Steaua de Bucarest, el inolvidable equipo rumano que arruinó las ilusiones del FC Barcelona aquella noche en Sevilla de 1986, cuando le arrebató la Copa de Europa en los penaltis. Encuentro muy atractivo en la capital del país oriental, ese que engendró a estrellas como Gheorghe Hagi, Popescu o Mario Lacatus.

Y en la zaga del cuadro local, un rostro bien conocido por el cadismo. Uno de los futbolistas que más tiempo se tragó en Segunda B vestido de amarillo y que la vida le ha catapultado hasta despuntar en un rival de talla internacional, el más poderoso de su nación. Morenito, rápido, con personalidad... Es él.

Es Wilfred Moke (Kinsasa, República Democrática del Congo, 12 de febrero de 1988).

Ha relanzado su carrera tras su paso por el Cádiz CF y posteriormente por el Burgos. Siempre en Segunda B. "Tenía que salir de España. Después de ocho años, me encontré sin oportunidades, y no me quedó otra salida". Así comienza esta aventura del polivalente futbolista, que atiende a Canal Amarillo desde su morada en Rumanía.

"Las puertas se me cerraron por varias cuestiones. Primero por los representantes, que prometen y al final no cumplen, y luego porque para dar el salto a Segunda debes estar en un equipo grande. En mi etapa en el Cádiz CF tuve alguna posibilidad, pero es difícil que un club se atreva". En la entidad de Carranza aguantó tres años, una marca 'histórica' en una época devoradora de entrenadores y jugadores, sólo apta para supervivientes. Llegaba asido de la mano por su valedor Risto Vidakovic, quien lo conoció en Écija, y luego pasó por la disciplina de Jose González, Alberto Monteagudo, Ramón Blanco y Raúl Agné.

Tras el fiasco de su última campaña, apostaba por un "cambio radical. Me fui a Burgos, donde me trataron muy bien. Me daba apuro porque un día jugaba mal y hasta me animaban". No se lo esperaba después de sus difíciles años en Cádiz. "Tuve oportunidad de ir a Segunda, pero en el último partido de Liga me expulsaron y me cayeron cinco partidos de sanción". Y esa posibilidad se esfumó.

De El Plantío a Rumanía. Otra voltereta. "Aquí el fútbol es muy físico. Es una liga de pelea, de correr, de luchar. En España se trabaja más el apartado técnico y táctico, hay más calidad. Yo de músculo voy bien y en Cádiz me educaron futbolísticamente; en Carranza es donde más he aprendido en mi carrera".

En el San Fernando era un futbolista atacante. Vidakovic lo colocó en el centro del campo y Jose González como lateral derecho. "Ahora estoy jugando de central", señala Moke entre risas. "Me han fichado para eso, aunque en el anterior equipo actuaba de mediocentro". Y es que Moke ha ido creciendo en Rumania. Comenzó en el Rapid de Bucarest (Segunda), pasó al Voluntarii en seis meses y el Steaua lo compraba medio año después por 150.000 euros, el último día del mercado de verano. "Si eres inteligente y te manejas bien, puedes funcionar a la perfección en el eje de la zaga". Y es de los que sacan el balón jugado. "Ya le advertí a mi entrenador: no voy a pegar ni un pelotazo. Aquí tienen miedo a eso, no les gusta correr riesgos, pero yo he sufrido como centrocampista ver todos los balones volando sobre tu cabeza y no quiero que le pase lo mismo a mis compañeros".

Su objetivo colectivo es "ganar todos los títulos nacionales y hacer un buen papel en la Europa League". Ya le empataron al Villarreal y queda la vuelta en España. "A nivel individual, mi meta es la de siempre. Jugar el máximo número de partidos lo mejor posible para ir creciendo".

Es la pregunta obligada a todo excadista. Una utopía en este momento pero ¿volvería al Cádiz? "¿Por que no?", pregunta de forma retórica. "Le tengo mucho cariño y dejé buenos amigos. Siempre está en mi cabeza. Sería un placer porque la afición me trató fenomenal, incluso en los malos momentos". Confiesa que se alegró "muchísimo con el ascenso, fue un subidón y más contra el Hércules. Por fin está donde mínimamente se merece. Soy cadista y ahora tengo a mi sobrino en los juveniles. Es un club donde se vive con mucha pasión".

Se queda con todos los entrenadores, "aunque por tiempo me marcaron más Jose y Agné. Con el primero mejoré tácticamente y con el segundo crecí técnicamente. En el Cádiz CF se exige mucho a los jugadores y es bueno para saber manejar la presión. Me quedo con la espina de no haber podido ascender". Al menos ahora disfruta del conjunto gaditano en una nueva categoría. "Veo que está en un momento complicado, en posiciones de descenso, pero hay equipo para mantener la categoría e incluso para hacer algo más. Han sido seis años en Segunda B y es difícil la adaptación. Así que debe permanecer este año y el próximo que pelee por subir a Primera".

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