CÁDIZ CF

Levante-Cádiz CF (0-0): Líder en ilusión

El equipo amarillo ha perdido el miedo, ha encontrado el valor, y el meritorio empate en Valencia puede dar fe de un paso de gigante

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Líder, el líder en ilusión. En lucha, intensidad, sacrificio y compromiso. El Cádiz CF cimenta en estos argumentos esa fe que mueve molinos y que derrumba murallas. Cervera de nuevo les ha hecho creer; ha unido a 26 futbolistas para que como galeotes remen hacia un mismo destino, y la fuerza se multiplica exponencialmente cuando todos laboran al mismo son. Todos para uno, para un punto en la cancha del todopoderoso Levante que se valora como un triunfo. La cabeza ya ha recibido el recado: este equipo es capaz de todo.

Seis partidos sin perder, 10 puntos de 18 posibles y la igualada en el fortín de Valencia. Los resultados refuerzan la esperanza de una hinchada reacia a sufrir antes que a disfrutar en el retorno a Segunda.

El conjunto gaditano da los pasos necesarios para alejarse del infierno y ahora sonríe. Ha perdido el miedo, ha encontrado el valor. En tierra levantina pueden dar fe de ello.

Sin presión, sin ansiedad, sin complejos. El Cádiz CF irrumpía en la tierra de las flores, de la luz y del amor con una agresividad disonante. Desmelenado, enseñando los dientes, mostrando cuan distinto es afrontar las batallas con el miedo a perder o con la voluntad de ganar. Las victorias han impulsado al timorato conjunto gaditano, asustado en Lugo y valiente ante el Levante.

El propio Cervera acentuaba esa renovada intención con un mensaje desde el banquillo. Güiza aparecía junto a Ortuño para rubricar la apuesta por dos delanteros, auxiliados por el doble pivote José Mari-Garrido, con el apoyo por bandas de Álvaro y Nico. A su vez, adelantaba líneas para apretar al Levante en su propia parcela del terreno, alejando a Roger y compañía de los dominios de Cifuentes.

Los amarillos entraban con un punto de intensidad superior al adversario, con una competitividad asombrosa. Esa actitud osada, mirando a los ojos al enemigo y hablándole de tú, sorprendía a un líder que esperaba a un enemigo agazapado. Pero el Cádiz CF no cedía metros; los granotas debían ganarlos con empuje y fútbol y les costaba horrores aparecer por el balcón del área cadista.

El duelo se asemejaba a un combate de lucha grecorromana. Ambos se agarraban, forzaban, empujaban, intentando mantener la verticalidad y derribar al adversario, con más éxito en lo primero. Con muy pocas ocasiones en cada lado, las trincheras se mantenían intactas. Álvaro disponía de la más clara, lamentando no meter la testa en lugar de la punta de la bota para remachar el centro de Ortuño. Y Cifuentes repelía los intentos lejanos y los centros cerrados de Campaña desde la esquina.

Así que la tregua llegaba con el marcador del inicio, inmutable, pese a la pegada del Levante, un mérito adquirido que asustaba cada vez que Roger combinaba con Morales y Martins. Hasta el descanso, un peligro más virtual que real.

Con una entrada sobre Güiza arrancaba frenético el segundo asalto. El Levante dispone de un amplísimo colchón de puntos sobre el segundo, vapuleado en Huesca, pero desea seguir acumulando provisiones en tiempos de bonanza a la espera de que llegue la carestía. Daba un paso al frente y comenzaba a cerrar a los amarillos, de nuevo verderones en su salida. La seguridad de Cifuentes en los 'chuts' lejanos tranquilizaba al plantel de Cervera.

El míster movía el banquillo. Güiza le duraba una hora, y Aitor entraba con energía, con Alvarito intercambiando la mediapunta con el carril zurdo. La chispa del sevillano revolucionaba el choque. Tras un robo servía a Ortuño, y el meta Raúl Fernández se lucía con una estirada para rechazar el tremendo disparo del murciano. El desgaste abría el duelo, propiciaba errores y 'chances' en cada área y aún así el Cádiz CF seguía sin descoserse.

Más madera. Muñiz tiene más balas en su revólver. Víctor Casadesús, un clásico de Primera, asomaba por el tapete y el Levante redoblaba sus fuerzas ofensivas. El acoso se multiplicaba y el capitán amarillo sacaba sus tentáculos para repeler los remates que llegaban por todos los flancos.

Pasado el trago, el Cádiz CF recuperaba el orden y cerraba todos los caminos al rival. El punto no se podía escapar. Álvaro quedaba en punta tras la sustitución de Ortuño por Eddy Silvestre y sus calambres ilustraban el tremendo esfuerzo del utrerano. El orgullo visitante se imponía a la calidad local. Los cambios no ofrecían a Cervera el fruto esperado pero los que se mantenían desde el inicio, la columna vertebral (Cifu, Aridane, José Mari y Alvarito) se negaba a inclinarse ante el poderosísimo enemigo. Este es el Cádiz CF. Y todavía puede dar mucho más.

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