CÁDIZ CF

El toque gaditano de la Liga del FC Barcelona

Jesús Casas celebra su sexto título con el Barça, el éxito mayúsculo que esconde un sacrificio aún mayor

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Hace dos años, Jesús Casas era uno de esos tantos amantes del fútbol que se pateaba los terrenos de juego de la región. Gaditano, formado en las categorías inferiores del Cádiz CF, colgaba las botas y buscaba suerte en los distintos rincones que ofrece este mundo enrevesado. Por supuesto en el banquillo, dirigiendo al Juvenil de División de Honor de la que es su casa, y compaginaba esta labor con su formación como técnico y la búsqueda de jóvenes perlas para la cantera gaditana. Cada golpe significaba una lección, cada fracaso un motivo más para seguir intentándolo.

Pluriempleado para sacarse un sueldo digno que contribuyera a la economía familiar, alternaba su trabajo en la captación de jugadores para el FC Barcelona en Andalucía Occidental con las clases que impartía en el Cedifa y la dirección del Balón de Cádiz Juvenil.

Entonces saltaba la noticia en la televisión. El Barça, escaldado tras la inacción del Tata Martino y en su afán por encontrar a un nuevo Guardiola, firmaba a Luis Enrique como entrenador de la primera plantilla. Un salto meteórico tras su excelente hacer en el Celta de Vigo.

Los cules asumían la información con división de opiniones, como suele ocurrir en este club cainita con cierta tendencia autodestructiva al que los títulos por fin van moderando su filosofía pesimista. Pero Casas la recibía con una sonrisa, y con ciertos nervios en el estómago. Un dubitativo 'no puede ser, pero y si...".

El gaditano conoce perfectamente a Luis Enrique. El caprichoso destino lo situaba en un lugar privilegiado; cuestión de azar, una suerte que luego hay que aprovechar. Jesús realizaba los informes para el Barcelona B que entrenaba el 'Lucho', diseccionando a todos los adversarios que dos semanas antes pasaban por el Municipal de Chapín de Jerez, en Segunda División. El asturiano, poco expresivo, o al menos esa imagen proyecta ante los medios (Casas tiene una opinión muy diferente), quedó altamente satisfecho. Tanto, que ese verano de 2014 le cambiaba la vida a esta familia gaditana.

Jesús Casas pasaría a integrar la secretaría técnica, el equipo dirigido por Roberto Fernández, encargándose de las labores de 'scouting'. El ojeador de siempre antes de la llegada del fútbol moderno. Debería analizar a los futuros rivales del FC Barcelona tanto en Liga como en 'Champions': Real Madrid, Atlético, Bayern de Munich, Juventus... Ahí se clavaba la mirada del técnico, los ojos de Lucho.

Dos años después de aquel verano, Casas acaba de sumar su sexto título, su segunda Liga consecutiva. Rompía a abrazarse con el cuerpo técnico del Barça, con esos compañeros con los que labora diariamente y saben mejor que nadie el sacrificio y la tensión de un trabajo en el que estás permanentemente expuesto. El domingo se subía al autobús en la 'Rúa' de los campeones del FC Barcelona y participaba de la fiesta azulgrana. Después de la Liga del curso pasado, de la Copa, la Supercopa, el Mundialito y la 'Champions', este título es el más sufrido, el más necesario, el que transforma la angustia en satisfacción. Y casi sin tiempo de degustarlo porque el séptimo se atisba en el horizonte, este domingo en el Vicente Calderón.

Incontables horas de vuelo, noches de hotel a solas, comidas en silencio con la mirada perdida, la enorme distancia física y sobre todo sentimental que existe entre la Ciudad Condal y su familia en Cádiz... El sacrificio del éxito. Lo que se esconde tras un título de Liga. Otro más que tiene un toque gaditano.

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