Cádiz CF

Cuentas pendientes en Huesca

El Cádiz CF regresa este sábado a El Alcoraz, estadio que precedió seis

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Enrique abandonó el césped de El Alcoraz hundido.
Enrique abandonó el césped de El Alcoraz hundido.

Hay cuentas pendientes en Huesca. Allí, en el norte de Aragón. Allí, en una esquinita de la ciudad oscense. Concretamente, en el estadio El Alcoraz pasó algo que aún duele al sur del sur. Allí se deben cosas. No, cosas no. Al Cádiz CF se le deben mucho más que cosas. Se le deben, para ser exactos, seis años. Seis años de lodo, seis años de disputas, seis años de penurias. Seis años, seis. ¿Cómo no cobrarlo?

Hay cuentas pendientes en Huesca. Y hay que cobrarlas. Ya mismo. Ya. Este sábado. Ganar para resucitar el domingo y olvidar las tres últimas jornadas en las que los de Cervera solo han sumado dos puntitos ante Tenerife, UCAM y Lugo.

Hay que cobrar.

Hay que hacerlo cuanto antes porque aún duele ese partido. Aún duele el mero hecho de recordar al entrenador gaditano Antonio Calderón, que se convirtió en verdugo de la ocasión por dirigir al Huesca, dar brincos de alegría en el campo sin percatarse que acababa de 'decapitar' a su equipo del alma. Y duele porque la jornada que sucedió a aquella, la última, se convirtió en una vergüenza para el fútbol porque todo parecía preparado para que los que tenían que ganar, ganasen. Por ganar, goleó hasta el Cádiz CF en Carranza al Numancia (4-2) en el triunfo más amargo que se recuerda en los últimos años en Carranza, que presenció la ficticia goleada como el que observa la leve mejoría de un moribundo.

Por todo ello hay que cobrar este sábado. El Cádiz CF ha vuelto a la categoría de la que le echaron aquel 13 de junio 2010 y nadie le ha ayudado en el camino. La palabra que suscita El Alcoraz no es venganza, para nada. A la SD Huesca ni se le tienen ganas ni nada por el estilo porque es un club tan correcto y señorial como cualquier otro. Le tocó a él ganar al Cádiz CF como si le hubiera tocado al Mármoles Macael. La revancha es con el destino y por eso de hacer justicia divina.

Aquello ensució mucho

Porque aquel año no se tenía que haber bajado. Por muchas cosas. Porque se emborronó de la mala manera la hoja de servicio de Luis Soler y Víctor Espárrago. Porque se echó a la basura el magnífico año anterior en el que Javi Gracia rescató del infierno al equipo como el que mueve un papel. Porque se mancharon los currículum de los Fleurquin, Enrique, Toedtli y otros jugadores que habían dado mucho al club. Porque se echó al olvido aquel testarazo milagroso en el descuento del 'oh, capitán mi capitán' y con el que Carranza vibró de una manera parecida a aquellos finales de Liga de infarto como Irigoyen en el palco y el Nazareno en el vestuario. Porque se entró en una ley concursal que casi lleva al club a mejor vida. Por muchas cosas no se tuvo que haber perdido ese día la categoría en Huesca.

Las circunstancias son distintas, pero encierran un paralelismo parecido. Es cierto que aquel encuentro se jugó al borde del precipicio. Era la penúltima jornada y el Cádiz CF acudía dependiendo de sí mismo, con un punto más que el Huesca. Los de Espárrago llegaron con 47 puntos y sabían, en el descanso, que tampoco le valía un empate. Ahora, en cambio, el objetivo para uno y otro club es bien distinto. Eso sí, los gaditanos también le sacan dos puntos, pero una victoria de los de Anquela los puede sacar del 'play off' de ascenso en beneficio de un rival que ya hace siete años le birló una plaza en Segunda A.

Aquel partido guarda un triste recuerdo porque su desarrollo no pudo ser más cruel para los intereses del cuadro amarillo. Es cierto que Espárrago pagó su falta de valentía porque ni jugando con un jugador más desde el minuto 65 fue capaz de meterle mano a un Huesca que se creció gracias a una afición, fiel siempre, sin reblar. Enrique adelantó en el minuto 6 al Cádiz CF, que fue empatado en el 36' tras un potente disparo a la escuadra de Luis Helguera, jugador que sería expulsado en el 65'. El Huesca, al que tampoco le valía el empate, se fue con descaro a por la victoria y el Dios del fútbol le premió con el gol de Camacho en el 78. El Alcoraz se convirtió en una fiesta con el consentimiento de jugadores y cuerpo técnico del equipo local, al que le quedaba un desplazamiento a Vigo donde tenía que ganar sí o sí para mantener la categoría. Nunca una visita a Balaídos resultó más fácil a siete días vista. En verdad, fue tan fácil como la goleada del Cádiz CF al Numancia. Desde luego, aquella triste jornada sería pan comido para los presuntos mafiosos que han cazado en Elda estos días... Porca miseria.

Ver los comentarios