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Cádiz CF-Racing de Ferrol: Carranza espera un chispazo de fe

El camino del Cádiz a Segunda A comienza ante el Racing de Ferrol en una noche donde se esperan motivos para creer

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El Estadio Ramón de Carranza.
El Estadio Ramón de Carranza.

Se acabaron los ensayos. Comienza la función y ya se salta sin red. El abismo o la gloria esperan. No hay sitio para los miedos. Ha llegado el momento de la verdad y no ha llegado en el mejor momento. Pero no ha llegado para ninguno de los dos equipos que hoy se verán las caras con el cuchillo entre los dientes. Del Cádiz CF, a sus sufridos seguidores, poco hay que recordarles ya. Saben la lamentable recta final de temporada que ha realizado y saben que el ascenso pende de un milagro, de una proeza, de una chispa. Esa chispa.

Porque para que este Cádiz CF renazca de sus cenizas basta con que pase algo. Pero tiene que pasar.

Se ha de buscar. Se tiene que buscar. Hacer todo lo posible para que salte la chispa y Carranza estalle. Porque este estadio sabe, cuando quiere y no hacen falta muchos preparativos, empujar como el que más a un equipo que necesita el aliento de los suyos cuando peor está. Y puede que esté en su peor momento. Desnortado, tieso físicamente pero con la esperanza de que brote algo de alguien. Parece que no hay sistema, que no hay orden, que no hay alma, pero este equipo puede tener magia llegado el momento. Tiene a un ser superior que se llama Güiza y que se fichó para estas situaciones. Puede que él no lo sepa pero en el jerezano, que aún no ha salido de las tinieblas con toda la luz que se le presupone, descansan muchas de las pocas esperanzas que tiene un cadismo abatido por la situación que semana tras semana le muestra su equipo.

El Cádiz CF llega a este ‘play off’ como un gigante herido de muerte al que, para colmo, se le dice respetar desde El Ferrol como si estuviese pletórico de fuerzas y sensaciones. Pero este Cádiz CF llega a esta fase de ascenso de la peor manera posible. Sin un entrenador que haya calado en absoluto, con unos jugadores que transmiten poco más que pereza, cuando no pitorreo, a la grada. Y el que más duele, sin una afición enchufada. Sí, por supuesto, que la afición responderá y que muchos harán por olvidar el desastre de temporada regular con tal de ‘regalarse’ un día de cadismo, pero ojo que eso puede ser un arma de doble filo muy peligrosa para el equipo en el caso de que este se comporte de la misma manera que ha llevado haciendo en los últimos partidos. Por todo ello, se necesita de una chispa que haga contacto con todo lo anterior y lo active hacia un final común y deseado.

El Cádiz CF debe transmitir desde el primer momento. Podrá ir a por la victoria o no. Podrá tirarse a lo loco hacia la portería del rival o no, pero Cervera debe inventarse algo para que lo que no tiene en el campo, le llegue desde la grada. Y eso se consigue con humildad, sacrificio, solidaridad y compañerismo defensivo en cada lance del juego. No valen medias tintas. Hoy no. Por favor, hoy no. La sangre debe salir a borbotones de las venas de cada jugador. Hoy más que nunca hacen falta hombres, esos que se echaron en falta el año pasado en la vuelta ante el Oviedo o en San Mamés. Y no solo hacen falta para que no se les caiga un escudo de más de cien años que llevan en el pecho, sino también para saber templar cada situación, cada gesto, cada protesta, cada pugna con el rival, cada complicidad con la grada, cada grito, cada señal al compañero.

Un once de quiniela

Y es que a pesar de todo, el Cádiz CF tiene su futuro en sus manos. Sólo hace falta creer. Y creer no solo en la grada, hace falta hacerlo sobre todo en el campo. Y hacerlo siempre con la humildad necesaria para nunca creerse superior al rival. Eso, como dijo esta semana Antonio Calderón, tan solo sería el principio del fin. No se sabe de donde puede surgir la chispa, pero Cervera debe tratar de buscarla con un once que se le escapa de las manos al más informado.

La chispa que prenda el milagro deberá salir de un once que a, día de hoy, es un completo enigma. Ni Cervera ha dado señales, ni en sus partidos han dado pistas. Acertarlo es misión imposible. ¡Hay hasta quien piensa que Mantecón podría ser titular! Y lo mejor de todo es que puede que lo sea formando una especie de triple pivote con David Sánchez y Abel de mediapunta.

Lleva apenas un mes en el cargo, pero Cervera ha forjado una guardia pretoriana en la que mantiene una fe inquebrantable. La confianza que Cervera mantiene en estos hombres le ha hecho entregarse a ellos de manera casi cuartelaria. De ahí que hoy sorprendan algunas novedades y ausencias en el once.

De las pocas cosas que invitan al optimismo se encuentra la dinámica en la que llega el Racing de Ferrol, que acaba de verse liado en un infierno de seis partidos (en el mejor de sus casos) tras haber perdido el campeonato del Grupo I en la última jornada. A eso se le une las bajas sensibles de los cedidos Kike Márquez y Garrido y la de su goleador Joselu. Carranza desea que prenda una chispa. Si el equipo consigue hacer fuego, lo demás vendrá rodado. El cadismo quiere creer pero necesita una razón.

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