Copa del Rey

Un éxito esculpido en español

Sergio Rodríguez, Reyes, Llull y Rudy Fernández, lesionado en esta Copa, forman el núcleo duro de un vestuario unido

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La primera tarea de Alberto Herreros cuando aterrizó en el Real Madrid como director deportivo fue convencer a Sergio Rodríguez para vestirse de blanco. Viajó hasta Nueva York, donde el canario se debatía entre seguir en la NBA o volver a Europa. Un dilema que se disipó cuando el exjugador le presentó el proyecto que él y Juan Carlos Sánchez Lázaro —recién nombrado director de la sección por Florentino Pérez— habían diseñado para el conjunto blanco.

Ese proyecto nacía con el objetivo de devolver al Real Madrid a sus orígenes y de hacerlo con la misma fórmula con la que había dominado la canasta nacional y europea durante décadas. El «estilo español», al que los veteranos del club se refieren cuando se les pregunta por la década de los 60, consistía en un núcleo nacional muy fuerte, con los refuerzos extranjeros justos para dar un salto de calidad.

Un vestuario estable, que hablara en español y que sintiera el escudo y la camiseta.

Por entonces, el Barcelona se paseaba por la ACB con la tímida oposición puntual del Caja Laboral, mientras el Madrid se las deseaba para llegar a las finales de las que, con suerte, no salía vapuleado por los azulgranas. Tal era el bochorno, que en el club se planteó el cierre de una sección deficitaria en lo económico y deshonrosa en lo deportivo. El empeño de Florentino y el acierto de Sánchez Lázaro y Herreros cambió el rumbo de la historia y seis años después el panorama es muy distinto, con el Barça a remolque de un Madrid de leyenda.

El sí de Sergio Rodríguez se unió al compromiso de Felipe Reyes –por entonces ya un pilar fundamental del vestuario– y a la irrupción de un joven Llull. Los tres formaron una base sólida, que tuvo que lidiar unos meses con Messina, pero que fue clave para la salida del técnico. El italiano puso en la puerta de salida a Felipe Reyes, en un pulso que el capitán ganó y que resultó fundamental para el devenir de la sección. «Tenemos que vivir el día a día. Tenemos una edad muy buena para seguir ganando títulos y cosechando éxitos», resumía Sergio Rodríguez, consciente de la dificultad de llegar hasta aquí.

La llegada de Laso fue poco a poco acabando con la habitual entrada y salida de jugadores al final de cada campaña. La rotación del vestuario se redujo y los nombres empezaron a llegar con cuentagotas y bajo la premisa principal que obligaba a luchar por los mejores nombres nacionales fuera de la NBA. Así se gestó el último golpe de timón de la sección. El definitivo. El fichaje de un Rudy Fernández que llegó a tener un precontrato con el Barcelona, pero que fue seducido a tiempo por el Real Madrid. Alrededor de ellos cuatro, Laso montó su guardia pretoriana. El núcleo duro del vestuario. Origen y destino de todo. El germen del éxito en los últimos dos años.

La lesión de Rudy

Rudy, lesionado en esta Copa, no se ha querido perder el torneo. Siempre junto a sus compañeros, ha ejercido como uno más tras el banquillo. Alentando cuando las cosas se han puesto mal. Siendo el primero en ayudar para subir el ánimo. El «DJ» oficial del equipo no podía faltar en La Coruña, donde volvió a sonar el reggaeton en el vestuario, como en cada uno de los títulos conquistados en el último año y medio. El balear es el único de los cuatro pilares blancos que no disfrutó de los primeros éxitos de este equipo allá por 2012. Una Supercopa Endesa y una Copa lograda en Barcelona que anunciaban un cambio de ciclo que hoy es una realidad.

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