NBA

Abrines doblega a sus miedos

El balear anuncia su regreso tras cinco meses apartado del baloncesto, deporte al que llegó a odiar y del que decidió huir

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Lo que apartó a Álex Abrines del baloncesto fue el miedo al balón. Un ataque de ansiedad que le hizo odiar con todas sus fuerzas aquello que llevaba amando su vida entera. Le ocurrió a finales del año pasado. El día de Navidad ya no se vistió para jugar ante los Rockets. Después de eso apenas disputó quince minutos en dos partidos antes de que los Oklahoma City Thunder, su equipo desde que llegó a la NBA en 2016, le dieran de baja por problemas personales en febrero.

Ahora, cinco meses después, Abrines se ve recuperado y dispuesto a regresar a una cancha de baloncesto. Lo anunció en un emotivo vídeo de casi dos minutos que lleva la firma de la productora que rodó también «La decisión» de Griezmann. Es en ese breve documental donde el alero mallorquín explica, aunque por encima, lo que le llevó a abandonar la NBA. Lo hace interpelándole a un balón: «La que me has liado. No te podía ni ver, incluso llegué a odiarte. A la mínima oportunidad te esquivaba. Solo quería huir de ti y de todo lo que te rodea».

Hay muy pocas certezas para analizar las causas de ese pánico repentino a su deporte. Las estadísticas del jugador hasta ese momento no eran malas. Superaban a las de las dos campañas anteriores tanto en minutos de juego como en la calidad de los mismos. Si acaso, se adivinaba un ligero descenso en las estadísticas en triples, la especialidad del jugador y uno de sus principales cometidos en los Thunder . El partido anterior al de Navidad lo cerró con un pobre 1 de 5.

«Al final, el balón es un símbolo del rechazo a una situación», explica Darío Domínguez , psicólogo deportivo del centro especializado Train your Mind . «Habría que evaluar qué estímulos han causado ese malestar y si están desmotivando al jugador, porque la pérdida de motivación lleva al abandono».

El caso de Abrines no es único, ni mucho menos. Multitud de deportistas, algunos de primerísimo nivel mundial, han reconocido haber pasado por depresiones más o menos potentes a lo largo de sus carreras pese a que, en apariencia, gozan de unas vidas privilegiadas. La presión de los medios de comunicación y los aficionados, las pérdidas repentinas de nivel o de técnica o el no cumplimiento de objetivos han provocado desconexiones mentales y ataques de pánico a gente tan diversa como Tiger Woods, Michael Phelps o Andrés Iniesta . Algunos de esos casos, como el de la piragüista Anna Boada , llevan pareja una retirada anticipada. Son carreras profesionales que se quiebran por la mitad ante enfermedades aún poco reconocibles y reconocidas.

Tal y como cuenta en el vídeo, Abrines tuvo la fortaleza suficiente como para pedir ayuda antes de que fuera demasiado tarde: «Quería luchar por nuestra amistad y recuperar juntos la sonrisa. Por eso pedí ayuda a los míos y recurrí a los mejores profesionales para recuperar la felicidad que sentía cada vez que estábamos juntos», le sigue diciendo al balón.

Un plan para cada caso

Para Darío Domínguez, las estrategias para recuperar a deportistas de élite inmersos en este tipo de situaciones dependen del origen del problema. «A veces ocurre que la persona se ve superada por el nivel de la competición. Cree que por mucho que entrena no llega. Se ve superado por las circunstancias. En esos casos es fundamental trabajar técnicas de relajación. También está el ejemplo contrario, cuando la competición no llena al deportista, que no se motiva con los objetivos que tiene delante. Ahí lo que se trabaja es la activación. Generar incertidumbre y complicar al máximo sus entrenamientos para provocarle tensión».

Durante su periodo de inactividad, Abrines ha seguido activo en las redes sociales. Se le podía ver de forma habitual jugando en línea al Fortnite o celebrando los éxitos de los equipos mallorquines de fútbol y baloncesto. También hacía referencias continuas al Campus para niños que impartirá en Mallorca desde el 13 de julio. Allí se espera su reaparición pública si antes no se anuncia su fichaje por el Barcelona, el club donde espera terminar con la pesadilla y recuperar la sonrisa para siempre.

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