Rudy, que volvía al equipo, defiende una acción del Efes
Rudy, que volvía al equipo, defiende una acción del Efes - EFE
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El Real Madrid sale de un apuro

Superó las dudas iniciales con un gran segundo tiempo en el que Rivers desatascó el mal inicio de los blancos ante el EfesE. V. E.

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El Real Madrid toma ventaja en su serie de cuartos de final ante el Anadolu Efes tras ganar un partido que se le puso muy complicado en el segundo cuarto, pero que supo dar la vuelta en otro ejercicio de paciencia al que se está acostumbrando peligrosamente para sacar adelante sus encuentros.

El Efes llegaba a Madrid con la piel de cordero, como peor equipo de los ocho clasificados para cuartos, pero con una plantilla plagada de talento y un entrenador, Dusan Ivkovic, que a sus 71 años se conoce de sobra este tipo de batallas. Estaba advertido el Real Madrid, que aún así salió sin intensidad, esperando que la inercia fuera decantando el encuentro de su lado.

Tras varios partidos en la grada, tocado en la espalda, Rudy volvió a ser titular, pero lejos del nivel que exhibía antes de la lesión.

Apagado y errático, al balear le costó un mundo entrar en el partido y contagió al resto del equipo. Sólo Ayón parecía estar a la altura del duelo, asidero del Real Madrid durante muchos minutos.

Sin el mexicano en la pista, el Efes campó a sus anchas. Heurtel, verdugo de la selección en este mismo escenario el pasado verano, comandó los mejores minutos del equipo turco, con Saric como muñeca amiga para elevar el parcial hasta el 15-0 y poner la risa floja en la grada (27-38, min. 17).

Laso llamó a Llull para sofocar los ánimos. El balear estrechó el margen antes del descanso y, de paso, despertó a sus compañeros. Un minuto eléctrico que tuvo su continuidad tras volver de los vestuarios, cuando el Madrid sacó a relucir su mejor versión. Defensa y velocidad, donde KC Rivers emergió como héroe inesperado. Si ante el Barça fue Carroll el detonante del triunfo, anoche le tocó el turno a otro de los secundarios. El americano sacó brillo a su zurda con nueve puntos en el tercer cuarto (6 de 7 al final en triples) con los que el Real Madrid selló la remontada y encaró el último período con ocho puntos de ventaja (61-53).

Para entonces, el Madrid había abandonado ya su obsesión con el perímetro, errático anoche hasta la saciedad. Cuando comprendió que el partido tenía que ganarse por dentro, encontró en Felipe Reyes a un aliado perfecto, al que Krstic ni Saric (¡qué jugador!) podían frenar.

En los últimos minutos, con el choque decidido, Ivkovic guardó fuerzas. Sabe que las posibilidades de clasificación de su equipo pasan, en gran medida, por el encuentro que le medirá a los blancos en el Palacio el próximo viernes. Ahí espera otra batalla. El Real Madrid está advertido.

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