Atlético de Madrid
Miguel Ángel Gil, reinventar un club desde cero
Su obsesión fue acabar con el sambenito de «pupas» y su gran acierto ha sido fichar a Simeone para recuperar la idiosincrasia del Atlético
Como decía su padre, Jesús Gil, «Miguel Ángel se ha realizado en el Atlético». Se convirtió en el ejecutivo del club desde el principio, tras la breve etapa de su hermano Jesús, y ha soportado todos los avatares de la entidad, incluido el descenso en el comienzo de este siglo, como un rudo aprendizaje que casa con la idiosincrasia rojiblanca, que estaba acostumbrada a caer en el pozo y salir adelante con la fuerza de una afición sin igual.
La obsesión de Miguel Ángel Gil ha sido desde 1987 acabar con el apelativo de «el Pupas»; lo ha conseguido
Decimos «estaba acostumbrada» porque Gil Marín ha conseguido , al cabo de una treintena de años de dirección, «acabar con aquel sambenito de el Pupas» que solo servía para justificar fracasos . Esa ha sido la meta eterna.
Hoy tiene la inteliencia de dejar actuar a Simeone bajo una premisa del fútbol: «Cuando una cosa funciona, no la toques»
Quique Sánchez Flores empezó a cambiar esa resignación en 2010 con los títulos la Liga Europa y la Supercopa de Europa. Pero el gran acierto de Miguel Ángel Gil en su extensa gestión como consejero delegado no han sido los fichajes de Agüero, de Forlán o de Falcao, la mejor adquisición rojiblanca de este siglo. El gran acierto ha sido la contratación de Simeone como reinventor del ADN del club.
El argentino acabó con las históricas críticas de la afición para generar una religión interna. Gil tiene la inteligencia de dejarle hacer y centrarse en la obtención de recursos económicos.
Con la camisa remangada y la corbata aflojada, Miguel Ángel Gil Marín aplica un viejo lema del fútbol: «Cuando algo funciona bien, no lo toques». Es otro gran acierto.
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