Natación

El waterpolo español dobla sus opciones

Por primera vez, la selección femenina y masculina alcanzan una semifinal mundial

A la derecha, el español Daniel López Pinedo, a la izquierda, el serbio Dorde Lazic EFE

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El waterpolo masculino español vivió una década prodigiosa, unos años 90 irrepetibles en los que en cada Mundial significaba una medalla: platas en Perth 91 y Roma 94, oros en Perth 98 y Fukuoka 2001. Con recompensas olímpicas con la plata en Barcelona 92 y el oro en Atlanta 96 . Convertido el juego español en una fórmula mágica que bajó su efectividad a principios de los años 2000 y, aunque dio sus últimos fogonazos a finales de esa primera década del siglo XXI (bronce en Melbourne 2007 y plata en Roma 2009), terminó por agotarse. Pero el deporte siempre se regenera. Y aquella fórmula comenzaron a beberla las waterpolistas. Para devolver el brillo de este deporte en España y reivindicar su lugar en la historia. Fueron los años de la plata en Londres 2012, el oro en Barcelona 2013, la plata en Budapest 2017. Hoy, por fin, los caminos de unos y otras confluyen en las semifinales del Mundial de Gwangju. Por primera vez, España multiplica sus opciones de podio.

Es la confirmación de un grupo que encandiló por su esfuerzo, su coraje y su compañerismo, lideradas por un Miki Oca que no deja de buscar nuevas formas de llegar al mismo éxito, igual que ellas no ceden en su empeño de ser mejores. Fortalecida la defensa y efectivo el ataque, apabullaron a Holanda, campeona de Europa, y se lanzan hoy a por Hungría (11.30h, TDP). Esta España tiene a Maica García , Laura Ester, Anni Espar y un espíritu guerrero, dispuesto a todo de nuevo para mantener a España en la élite. «Hemos salido a morder el agua. Primer objetivo logrado, estar entre las cuatro mejores del mundo; se dice pronto, pero lo valoraremos dentro de unos años. Tenemos que salir con la misma intensidad para estar en esa final», sentenciaba Ester.

Es la confirmación de un grupo que está en la rampa del despegue, con una gran victoria sobre Serbia, y va a ser difícil ponerle freno. Aunque le toque mañana Croacia, que defiende corona. La selección masculina, dirigida por David Martín , no pisaba unas semifinales de un Mundial desde Roma 2009, pero ya había dado algunos pasos que presagiaban este momento, como la semifinal del Europeo de Barcelona 2018. «Llevábamos diez años de travesía por el desierto. Y este es nuestro nivel. No sé si vamos a mantenernos siempre en semifinales, pero es donde queremos pelear», afirmó Dani López. «Para muchos, la semifinal del año pasado fue una sensación que vivían por primera vez y es lo que te mueve en cada entrenamiento», explicaba Felipe Perrone, el capitán. «A partir de ahora, a soñar. Había que romper esa barrera mental de los cuartos. Ya no entramos con esa ansiedad de ganar o perder, sino sabiendo que si jugamos bien, España es peligrosa», advertía Martín.

Ayer, Mireia Belmonte quedó octava en la final del 1.500 a la que accedió por la baja de última hora de Katie Ledecky. Ahora, a por su prueba: 200 mariposa.

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