Taekwondo

La cárcel de Jesús Tortosa

El taekwondista, que se quedó fuera de los Juegos de Tokio 2020 por una polémica decisión, sigue sin contar para la Federación pese a tener los mejores resultados del último ciclo olímpico

Jesús Tortosa posa para ABC Ángel de Antonio
Emilio V. Escudero

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La figura espigada de Jesús Tortosa (Madrid, 1997) irrumpe puntual en una pequeña sala de su gimnasio, situado en San Sebastián de los Reyes. Luce media sonrisa y la indumentaria con la que participó en los Juegos de Río en 2016 . Llama la atención la bandera española que recorre de arriba abajo el pantalón de su dobok, como si el atleta buscara reivindicar el estatus olímpico que le arrebataron en Tokio el pasado verano. Una polémica decisión de última hora le dejó sin plaza en los Juegos y, aunque reconoce que ya ha amortiguado el golpe, sigue encerrado en una cárcel deportiva, pues nadie en la Federación parece contar con él a pesar de haber sido el taekwondista con mejores resultados del último ciclo olímpico.

«Desde que acabaron los Juegos ha habido una serie de campeonatos en los que se ha convocado a más de veinte deportistas del equipo nacional, pero yo no he sido uno de ellos. En todo este tiempo, nadie de la Federación me ha preguntado cuáles son mis objetivos, cómo está siendo mi preparación o en qué peso tengo pensado meter los puntos. Me siento totalmente excluido y mi futuro internacional con España está muy complicado, por no decir imposible », explica. Señales que le invitan a buscar un futuro deportivo lejos de su país, algo a lo que se resiste. Porque Tortosa quiere triunfar y quiere hacerlo con esa bandera que llena la pierna del pantalón y también su corazón. Sueño que le quitaron por una lucha de poder ajena a su persona y que se ha perpetuado como un castigo que parece eterno.

Criterios de selección

Con el nuevo curso, la Federación también ha estrenado criterios de selección. Normas que hablan de resultados en grandes campeonatos, pero que dejan siempre una puerta abierta para aspectos técnicos que les permitan decidir quién quieren que vaya a cada prueba. «Esos criterios nuevos ya están publicados, pero básicamente se resumen en que hagas lo que hagas, ellos van a elegir a quien quieran . Todos esos criterios de la Federación de Taekwondo tienen letra pequeña y así se reservan la potestad para decidir quién va a los campeonatos. Esto deja sin protección al deportista. Nos deja vendidos», denuncia Tortosa, reflexivo y sin miedo ya a las represalias. Todos los temores los dejó atrás cuando se dio cuenta de que su sueño olímpico se esfumaba. A pesar de los esfuerzos, de haber tocado todas las puertas y de haber agotado todas las vías, el deportista tuvo que ver desde casa lo que ocurría en Tokio 2020. «Han pasado ya unos meses y me encuentro algo mejor. He asumido lo que ocurrió, pero sigue doliendo. Siento que me han quitado una parte que me tocaba vivir en mi vida. No sé si hubiera ganado o no una medalla, pero me quitaron la opción de luchar por ese sueño. Me robaron lo que me había ganado con mi esfuerzo y siento que me han robado mi carrera deportiva. ¡Estoy casi retirado con 23 años! Es una situación muy triste». Sus palabras suenan a decepción por lo ocurrido, pero también a resquemor con los responsables deportivos del país. Tortosa mira con envidia a otros deportes que sí han logrado un cambio en sus federaciones y confía en que algo similar ocurra en el taekwondo en los próximos años. «Hace falta una renovación general dentro de las federaciones. Que llegue gente nueva que haya vivido el deporte desde dentro y que quieran ayudar a los deportistas a cumplir sus sueños y no al revés. Gente que mire por los atletas y no por su propio bolsillo. Las federaciones de esgrima, de piragüismo o de atletismo son un ejemplo de renovación e ilusión dirigidas por exdeportistas que han dado todo por su país y que vuelven para ayudar a los que quieren hacer algo similar», apunta Tortosa, que en estos últimos meses ha dirigido sus esfuerzos hacia su futuro profesional. Junto a dos socios, ha creado Tortoga, una empresa de especializada en tecnología blockchain y criptomonedas. «Es mi segunda aventura empresarial y hemos puesto mucha ilusión. Queremos ayudar a las personas a adoptar este nuevo lenguaje tecnológico y financiero que ha surgido recientemente y lo hacemos a través de la consultoría estratégica, los análisis y estudios de mercado en forma de modelo de suscripción y el desarrollo de proyectos blockchain para diferentes sectores como el deporte o el mundo inmobiliario. Es un servicio para todo tipo de personas que estén interesadas en este mundo», explica con ilusión. La que no muestra cuando habla de taekwondo.

Cambio de bandera

Sabe que aún le costará un tiempo recuperarla, si es que lo hace, pues reconoce que la retirada está en su cabeza vistas las circunstancias que le rodean. « He tenido ofertas para competir por otros países , pero por ahora pesa más la esperanza de poder volver al tapiz con la bandera de España. Voy a darme un tiempo, hasta el año que viene, para pensar todas mis opciones», apunta poco después de conocer la inhabilitación durante cuatro meses del actual presidente de la Federación, Jesús Castellanos, por parte del Tribunal Administrativo del Deporte, que considera probado que llevó a cabo actuaciones dirigidas a romper el principio de neutralidad antes de las elecciones. «Desgraciadamente, no creo que esto cambie mucho la situación dentro de la Federación, pero es una muestra de que la Justicia va poco a poco tomando decisiones en base a las actuaciones de la Federación. Ojalá algún día pueda también decir algo respecto a lo que se hizo conmigo antes de Tokio. El tiempo y la justicia ponen a cada uno en su sitio», apunta el deportista, que no descarta ninguna opción, ni siquiera competir bajo otra bandera, aunque es un proceso complicado que no tiene muy claro si «merece la pena».

Queda tan poco tiempo para París 2024 que esa decisión no puede esperar mucho más. Las opciones para estar allí con España son casi nulas , pero una parte de él le pide seguir luchando para llegar a esos Juegos como sea. Hay vías alternativas, pero todas pasan por un cambio de bandera que le duele por ahora. «No sé si lo acabaré haciendo, pero sería duro que para cumplir mi sueño tuviera que buscarme la vida fuera de España», apunta, mientras medita encerrado en su cárcel deportiva, en la que continúa a la espera de una llamada que cambie su situación y le devuelva la ilusión por el deporte al que ha entregado buena parte de su vida.

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