Mikel Landa celebra su victoria en la etapa
Mikel Landa celebra su victoria en la etapa - efe
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Landa: «Parar para esperar a Aru era una estupidez. He hecho lo justo»

Tras hundirse hace unos días, Mikel Landa volvió a «disfrutar» ayer y a ganar la etapa reina de una gran vuelta

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Entre escuchar a Martinelli, el director que le ordenaba esperar a Aru, y atender a su propio corazón, Mikel Landa siguió el dictado de su latido. El Astana no se puede quejar de su lealtad, sellada sobre lágrimas en mayo en la cima de La Finestre. Esa tarde, Landa fue el mártir y Aru el premiado. Ayer, en la cima de Cortals d'Encamp, Landa respiró a pleno pulmón desde el podio el aire balsámico de los Pirineos. El gesto del preso nada más cruzar el umbral que le aleja de la cárcel. Se abrazó emocionado a Aru. Sostuvo esta vez las lágrimas y disipó sus propias dudas. Llevaba días, desde que se sintió vacío el sábado en la Cumbre del Sol, sin reconocerse.

Un ciclista nunca llega a conocer del todo su cuerpo. Ayer, el primer día sin calor de la Vuelta, recobró su talla. Enorme. De gran escalador. Se subió a la fuga y luego, en el puerto final, apenas perdió tiempo. Landa es ciclista vocacional. Necesita disfrutar. Así.

-Dicen que es una de las etapas más duras que se han disputado.

-Pues a mí me ha encantado.

-A su equipo, e Astana, le ha salido redonda: etapa con usted y liderato con Aru. ¿Cómo plantearon el día?

-El director me pidió que estuviera en la fuga inicial para tener un corredor por delante. No hemos cogido mucha diferencia. Por detrás tiraban mi equipo y Katusha, y hemos llegado con sólo dos minutos al último puerto.

-Escasa ventaja.

-Por eso he empezado la subida a tope. Ahí no me han reducido tiempo. Ha sido clave. Al final iba justo. Quería llegar, quería llegar. Ha sido una agonía pero la he disfrutado. Hace unos días ni soñaba con esto.

-Aunque el Astana, su equipo, ha hecho como en el Giro y ha tirado para cogerle.

-Sí, he vuelto a oír que iban a cogerme mis propios compañeros. Pero hoy no quería que me cogieran como en el Giro.

-Se le ha visto con el pinganillo en la mano. ¿Qué iba diciendo?

-No, no he hablado con nadie. Casi me quito el pinganillo porque «Martino» (Martinelli, el mánager del Astana) quería que parase, que esperase a Aru. Pero era ya el final de la etapa y yo llevaba minuto y medio y tenía ahí la victoria. Parar era una estupidez. He hecho lo justo. Me decía que esperara y que llegáramos juntos, que Fabio me dejaba la etapa. Pero, ya, ya...

-Ha ganado la etapa «reina».

-Me ha costado porque al principio iba justito. Luego me he ido encontrando mejor. He ido a más.

-¿Esta victoria sabe mejor tras el hundimiento en la Cumbre del Sol?

-Muchísimo mejor

-Independientemente de lo que venga en el resto de la Vuelta, con este triunfo confirma su mejor año, su eclosión.

-Desde luego, es mi mejor temporada. He ganado cuatro carreras y he mostrado un gran nivel. Este triunfo es muy importante para mí. He ganado a lo grande

-Vino con dudas a la Vuelta. ¿Cuándo vio que el cuerpo no le respondía?

-Ya el día de Murcia (sábado). Pasé muchas dificultades pero conseguí estar entre los 40 que coronaron la Cresta del Gallo. Vi que me costó mucho. Al día siguiente, en la Cumbre del Sol, me quedé casi al inicio del puerto. Y un etapa después se me juntó todo, lo físico y lo mental. Levanté y pie y me puse a pensar en los finales en alto que faltaban.

-Subió al podio del Giro. ¿Qué pasó por su cabeza al ver que no podía con el ritmo de los mejores en la Vuelta?

-Bueno, no te hundes, pero te da pena. Descartas un objetivo a por el que venías. Y aunque vine con dudas, creía que podía optar a un buen puesto en la general. Ha sido una decepción, aunque por otra parte me quité un peso de encima y sabía que estaba a tiempo de salvar la Vuelta. Quería voler a disfrutar de la bici. Estos días anteriores no lo he hecho. Hoy sí, he vuelto a disfrutar.

-¿Qué ha fallado en la preparación?

-Quizá me ha faltado competición. Al Giro llegué fresco después de todo el invierno peleándome con un virus. Pero sí había competido bastante. En cambio, antes de la Vuelta sólo fui a la Vuelta a Burgos. Allí no me encontré bien. Tuve malas sensaciones y empecé a preocuparte. Ese estrés te merma. No sé. Quizá no desconecté del todo después del Giro.

-Con dos victorias de etapa en el Giro y el tercer puesto en el podio, ya había salvado el año. ¿De dónde le venía el estrés?

-Pues porque quieres más. La sensación del Giro fue buenísima. Cuando llegué a casa empecé a pensar que podía haber ganado ese Giro. Y quería disputar así, a tope, la Vuelta. Pero no he podido.

-¿Confíaba en recuperarse para las etapas de Andorra y Asturias?

- No es fácil cambiar el nivel con el que inicias una gran vuelta. Pero no es que haya estado mal. Hasta el día que me desvanecí, estuve siempre entre el puesto diez y el veinte. En la etapa de Murcia iba con buenas sensaciones hasta que en un momento me quedé sin energía. Me apagué. Por eso quiero pensar que fue un bloqueo. Los tests que hice antes de la Vuelta fueron buenos. Confiaba en que volvieran esas sensaciones. Y han vuelto.

-Tras perder la general, se centró en las etapas.

-Sí. Con un gran día me valía. Una victoria así te cambia la cabeza por completo. El lunes ya hice un reseteado. Aproveché el día de descanso para animarme y para convencerme de que empezaba otra Vuelta para mí.

-A partir de ahora le toca estar al servicio de Fabio Aru, como en el Giro.

-Sí, con las bajas de Nibali y Tiralongo, el equipo se ha quedado débil. Y tendré que ayudar a Fabio en la montaña. Estaré con él, claro.

-¿Puede ganar Aru la Vuelta?

-Sí. Viene fresco. Va a estar en la pelea.

-En el Giro, le frenaron para que su compañero Aru, el preferido del Astana, fuera segundo, la plaza que usted ocupaba. ¿Cómo es su relación con Aru?

-Buena. Al final, yo me porté bien con el equipo. No creé ningún problema y la relación con Fabio es buena.

-¿Le agradecieron en el Astana el sacrificio que hizo en el Giro?

-Sí, aunque quizá luego no me han devuelto ese favor en otras carreras. De palabra sí que me lo han agradecido.

-En mayo estaba en la cima, machacando a Contador en La Finestre. En la Vuelta se ha visto abajo.

-Eso es así. Antes del Giro ya había estado abajo. Para disfrutar de los buenos momentos hay que pasar por muchos malos. De esto también se aprende.

-Tras hundirse en la Cumbre del Sol, ¿qué le pedía a la Vuelta?

-Disfrutar de la bici otra vez. Divertirme como me he divertido este año. Como hoy.

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