Pedro Delgado, en primer plano, con quien fuera su director en el Orbea MG, Txomin Perurena, entre otros amigos, rememora la etapa de la Vuelta a España 1985 en la que consiguió el jersey amarillo
Pedro Delgado, en primer plano, con quien fuera su director en el Orbea MG, Txomin Perurena, entre otros amigos, rememora la etapa de la Vuelta a España 1985 en la que consiguió el jersey amarillo - efe
CICLISMO

30 años de la gran escapada de Perico Delgado

El ciclista segoviano atacó en la sierra madrileña y sacó más de seis minutos a Robert Millar, arrebatándole la Vuelta a España 85

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El exciclista Pedro Delgado ha rememorado hoy la penúltima etapa de la Vuelta Ciclista España 1985, treinta años después, donde empezó a labrar su leyenda: entonces hubo una mezcla de niebla y granizo en el Puerto de Navacerrada, con adrenalina, curvas a tumba abierta, épica deportiva y sorpresa. El gran derrotado fue el escocés Robert Millar, a quien el corredor segoviano, que contaba entonces con 25 años, le arrebató el jersey amarillo, sacándole 6:25 minutos, cuando lo único que pretendía era ganar la etapa en su casa, ya que la etapa concluía en Palazuelos de Eresma. Un hito para una carrera que cumple 80 años.

En la salida de Alcalá de Henares (Madrid), Millar se daba por ganador, junto a los rivales más próximos, como Peio Ruiz Cabestany y el colombiano Pacho Rodríguez, pero no contaba con que Delgado quería ser profeta en su tierra, como lo demostró atacando en el Puerto de Cotos, en Madrid.

En esta primera victoria de un español que se transmitía en directo por TVE, Delgado recuerda que, al llegar a Navacerreda, atacó para tomar unos metros y se lanzó a tumba abierta. El conocimiento de las curvas fue capital, para que quienes «venían detrás cedieran por el miedo y por el vértigo», subraya.

El ganador de dos Vueltas a España y un Tour define hoy aquello como «una loca aventura», en la que se unió a Pepe Recio, que iba escapado, con quien terminó pactando que fuera éste quien ganara la etapa, para que entrara en los relevos. Emoción en las casas ante los televisores y en la meta, donde los relojes iban confirmando el liderazgo de Delgado, a quien le daba un vuelco el corazón cada vez que entraba un grupo de corredores, pero no aparecía Millar.

Delgado recuerda que, cuando se supo que se habían pasado los seis minutos que le llevaba de ventaja en la general, se produjo «la hecatombe, emocionalmente para mí y también para el mundo del ciclismo, que lo recuerda como una de las hazañas más sonoras», igual de inolvidable que su triunfo en la etapa de Luz Ardiden, en el Tour de Francia.

Hoy, con el mismo atuendo deportivo que entonces, una camiseta del Orbea MG, su equipo, y la bicicleta que llevaba, Delgado ha querido recordar la hazaña, su primer gran triunfo deportivo, junto con varios amigos, como el que era su preparador, Txomin Perurena, y Paco Rodrigo, fundador y propietario de la firma de ropa Etxeondo. Bromeando, Delgado ha señalado que desde ese día, muchas amas de casa abandonaban la telenovela de la entonces UHF y se pasaban al ciclismo, «porque entonces no era deporte de espectadores hombres, sino de amas de casa y de abuelas».

De ahí que crea que entraron en muchos hogares españoles «gracias a una victoria duramente conseguida, pero muchas veces deseada por los aficionados», como fue la de hace tres décadas. Txomin Perurena ha confesado que aquel día se les abrió el cielo «y aparecieron todos los santos, fue un milagro, estar a seis minutos y conseguir el maillot el penúltimo día, hubo mucha fortuna por nuestra parte y mucha desgracia para el líder Millar».

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