Pádel

Belasteguín: «Si hubiera cuatro millones de pijos no habría crisis»

La mejor pareja de pádel del mundo niega el elitismo de su deporte, con tantos practicantes en España, y reivindican más profesionalización

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Deja pasar dos bandejas hasta que llega la del jamón. «Estos palitos están de muerte», exclama Fernando Belasteguín, esquivando la carne, llevándose los trocitos de pan. El argentino es así, especial. Por eso decidió que el pádel iba a ser su deporte y su forma de vida. «Hace ya 17 años. Cuando solo lo jugaba el presidente Aznar y todo el mundo lo consideraba de pijos». Un concepto que choca con la realidad, con palas desde los 15 euros y con cientos de pistas casi gratis en polideportivos y urbanizaciones. «El boom de la construcción le hizo muy bien porque en cada nuevo bloque construían una cancha. El deporte pijo llegó a las puertas de la gente. Y hay cuatro millones de practicantes.

Si hubiera cuatro millones de pijos no habría crisis, ¿no?», continúa Belasteguín, trece años en el número 1, mientras elige una patata frita con forma de churro -«sin salsa, que tengo que cuidarme»-.

Enfrente se sienta Pablo Lima, su nueva pareja de baile después de su larga relación con Juan Martín Díaz. «Pocas son las parejas fijas. Buscas objetivos que quizá no se consiguen con el compañero que tienes. Como en la vida». Ambos están en la fase de conocimiento, dentro y fuera de la pista, pero aspiran a permanecer en lo más alto de la clasificación a final de curso. «Tenemos una filosofía parecida de lo que queremos y del juego. Así todo es más sencillo», explica Lima, nacido en Brasil, donde el pádel sí es un deporte muy caro. «Tuve suerte, coincidí con personas que apostaron fuerte por él, y por mí».

Ambos tienen suerte ahora, en la élite del pádel, donde sí se sobrevive. «Me da para pagar la hipoteca, el cole de los niños... Por eso quiero alargar mi carrera lo máximo posible, después tendré que dedicarme a otra cosa», expresa Belasteguín. «Pero falta ese plus de profesionalización para que sea atractivo para el público, mediático. No se cobra como en otros deportes. Así que, el hecho de que Adeslas sea patrocinador del circuito es buenísimo porque nos da tranquilidad para dedicarnos solo a esto, y dejar las clases para cuando nos retiremos».

Primo del tenis

Por el momento, enfocan sus energías en el World Padel Tour 2015 -comienza en Barcelona este domingo-, que posee unos tintes internacionales ficticios: solo cuatro de las 16 pruebas se disputan fuera de España. «Debemos ir con el cuidado de no creer que somos un deporte mundialmente conocido, casi todo se mueve aquí».

Una red, dos «raquetas», una pelota pequeña y amarilla. Comparte características con el tenis, pero no es el mismo deporte. «No seríamos capaces de hacerles ni un punto a Federer y Nadal, pero muchos tenistas sí se han pasado a este lado y les va bien porque la técnica ayuda mucho», explica Lima, después de que en el partido de exhibición Carlos Moyá y Álex Corretja les apretaran hasta el 10-7.

Y al revés que en el tenis, el plato fuerte siempre es la modalidad por parejas. «Es que jugar individual... la cancha se hace grande, ¿eh?», se ríe Belasteguín. «La gente quizá no se dé cuenta porque juega con los amigos, entre risas, pero si te quieres profesionalizar debes estar preparado para jugar un partido de tres horas. Y no es fácil», analiza el brasileño. Tampoco lo es que el pádel salga de los torneos de barrio, pero ellos van a golpear la pelota hasta conseguirlo.

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