Toros

Rafael Molina: «Pepe Moya incorporó sus conocimientos empresariales al mundo taurino»

El representante de El Parralejo reflexiona sobre las virtudes del empresario sevillano en su faceta como ganadero

Rafael Molina Candau y José Moya Sanabria, en una imagen de archivo en la Casa de ABC de Sevilla Raúl Doblado

Jesús Bayort

Rafael Molina Candau es la persona que mejor conocía al Pepe Moya ganadero . Principal culpable de que se embarcara en esa aventura pasional que tantas alegrías le produjo. Una amistad que, aunque se remonte a la otrora de sus padres, se solidificó a raíz de la creación de El Parralejo . Casi quince años consecutivos en los que no ha faltado, cuando menos, una llamada diaria para planificar el horizonte de la ganadería .

Molina Candau es ganadero de cuna, hijo del recordado Javier Molina Orta . Doctorado en la crianza de bravo en « El Sardinero », universidad pragmática del toro de lidia. Acrecentó sus virtudes de la mano de su suegro, Borja Domecq Solís (ganadero de Jandilla), y su compadre Ricardo Gallardo (ganadero de Fuente Ymbro). Esta terna terminó de acentuar el deseo de Pepe Moya de hacerse ganadero.

En la misma ciudad donde acabó su existencia terrenal había comenzado, quince años antes, su proyecto ganadero. Fue en una comida durante unos Sanfermines y así lo recuerda Rafael Molina: «Ricardo ya sabía que él barruntaba la idea de hacerse ganadero y por eso, entre bromas, le dijo en una comida: "Tú nunca vas a ser ganadero porque no eres capaz de hacerte ganadero ". Ahí empezó todo».

Pepe Moya no tardó en recoger el guante y de aquel almuerzo salió con la compra apalabrada , a partes iguales, de vacas y sementales de Jandilla y Fuente Ymbro . En sólo cuatro años ya estaban recogiendo los frutos en las plazas más destacadas del mapa nacional. « El principal secreto de nuestro éxito fue la procedencia de esa compra y el a sesoramiento de los vendedores . Eran dos ganaderías de élite que nos gustaban y que brindaban la confianza de la amistad. Nos marcamos unas ideas muy claras desde el comienzo: buscar la continuidad de la ganadería, y para eso era fundamental el apoyo de Borja y Ricardo durante el proceso de formación . Además, el éxito estaba sustentado por una manera muy particular de planificar las cosas, de aplicar tecnologías a la ganadería y de no escatimar esfuerzos . La pena es que se haya ido tan pronto y no haya podido verlo un poco más avanzado, porque s on proyecto a largo plazo ».

Pese a que tuvo que fijar su residencia en Pamplona durante el último año para hacer frente al tratamiento, sus viajes a «Monte San Miguel» eran constantes . Allí encontraba el oasis de paz que tanto necesitaba . «La ganadería fue la última gran pasión de Pepe, a la que ha dedicado muchísimo tiempo en esta última parte de su vida y de sus negocios. Era una persona ávida de saber y de conocer cosas nuevas . Como él mismo decía, la ganadería tenía una parte creativa que le ayudaba a ser feliz en estos últimos años».

Preguntado por cómo era el Pepe Moya ganadero , Rafael Molina contesta sin margen de tiempo: « Fue un innovador . Trató de incorporar sus conocimientos empresariales a un mundo tan complejo como el taurino . Era una persona a la que le gustaba, por encima de todo, la planificación y la tecnología . En El Parralejo llevamos años haciendo temas innovadores en cuanto a transplantes de embriones e inseminación artificial . Le gustaba tirar de esos recursos porque entendía que en la medida que él pudiese, y en base a su capacidad económica, debía aportar algo al mundo del toro . Esa era una de sus máximas. Y luego era una persona muy preocupada por el esfuerzo . Siempre decía que todo en la vida se conocía a base de esfuerzo y de levantarse cada día con la idea de planificar cómo llegar a dónde uno quería ».

La pandemia le prohibió ver su primera corrida de toros en la Feria de San Isidro . Era un debut tan esperado como avalado por éxitos anteriores . La ganadería ha evidenciado una constante evolución en su manera de embestir. «Este año, si no hubiese sido por la circunstancias generales, hubiera sido importantísimo para nosotros . Son proyectos que se han desvanecido en un momento ascendente . Pero cómo él me decía cada día: " Hay que seguir trabajando , levantándonos muy pronto por la mañana y dedicándole muchas horas a esto". Y ahora con más razón, porque es un proyecto que ni mucho menos ha acabado y con el que debemos honrar su legado», señala Molina.

Preguntado sobre el mejor homenaje que le podrían hacer desde la ganadería, explica que ayer se lo planteó desde la propia finca: « La noticia me sobrevino mientras repasaba los animales junto al mayoral. Y en ese momento se lo dije a él: "El mejor homenaje que le podemos hacer a Pepe desde El Parralejo es seguir trabajando por ese proyecto al que puso tanta ilusión y pasión . Así que no pararemos en ningún momento».

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