La cumbre morantiana

Morante de la Puebla, un artista despechado

La antológica faena se fragua como respuesta de un enamorado que había encontrado coqueteando a su amada

Morante de la Puebla, un artista despechado Juan Flores

Jesús Bayort

Lo acontecido ayer con Morante fue un suceso paranormal . Un trance inexplicable al margen de los parámetros comunes. Una inspiración que no brotaba del sentimiento artístico, sino de la aflicción del despecho . Del enamorado que encuentra coqueteando a su amada. D el arrebato de un corazón herido .

Fue todo pasional. Huyendo de la faena idealizada . Con momentos de indeterminación . Alejado de la ligazón y sin pretender la perfección . Esa que alcanzó a través de su conjunción. Una labor que no podríamos encasillar como de la escuela rondeña o la sevillana . Si bien es cierto que hubo aplomo, sobriedad y eficacia; también hubo barroquismo, adornos y gracia. Una fusión de la que mana su propia escuela . La escuela cigarrera.

Ese hombre encelado quiso, y consiguió, demostrar por qué es mejor que cualquier aventura fugaz . Se justificó a través de su contenido exclusivo. No se colocó donde «los pies queman»: se aplomó donde el alma brota . Y pasó lo que durante toda esta temporada me temía que podía pasar: el toro le echó mano . Son cosas previsibles cuando los toreros se entregan de sobremanera.

Escribíamos ayer sobre la falta de sensibilidad para premiar con el rabo a esa antológica faena. Ese premio se ha sublimado hasta convertirse en pura entelequia . Ni los presidentes ni los públicos están preparados para ello. Dios me libre de insinuar que esta faena haya superado a aquellas otroras que sí se rubricaron con los máximos trofeos, pero ¿de verdad creen que aquellas se vivirían con más pasión que ésta? Los públicos, y las pasiones, han cambiado. Hace dos años lo pidieron con insistencia a un t orbellino de faena de Roca Rey , cimentada en ese estilo de toreo en forma de noria. Y años atrás a 'El Juli' , en una labor que dista mucho de la plasticidad morantiana. Repetimos: ¿ Qué más tiene que hacer Morante ?

Y ayer, como en el momento de darnos la paz durante la misa, acabé dándome abrazos y apretones de manos con aficionados a los que jamás había visto . Esa es la pasión del toreo: poner a todos de acuerdo. Se lo dije a mis vecinos de localidad: « Es el momento de suspender la corrida . Y si quieren, que echen mañana los dos toros restantes. Ya nada podrá mejorarlo ».

Era el momento oportuno para irse de celebración. Aunque el periodista tuvo que marcharse a escribir y al maestro le dieran las tres de la mañana en manos del fisioterapeuta . Una muestra más de su compromiso, pese a encontrarse con la excusa perfecta para caerse de los miuras . Decíamos ayer: el Año Morante .

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