El trágico destino de Pepe-Hillo: el torero eligió a «Barbudo», el toro que lo mató

La tragedia ocurrió el 11 de mayo de 1801 en una corrida de 16 toros en Madrid

ABC

Ocurrió un 11 de mayo de hace más de 200 años, concretamente en 1801. Aquella tragedia conmovió el toreo. Moría José Delgado Guerra , conocido como Pepe-Hillo en los carteles. Había nacido en Sevilla en 1754 y antes de cumplir el medio siglo las astas del toro «Barbudo» acabaron con su vida.

A José Delgado, figura decisiva para entender la tauromaquia, le aguardaba la muerte en Madrid, en una corrida de 16 toros con José Romero y Antonio de los Santos. Ya en la primera parte del festejo, con reses de Gijón y Briceño, fue prendido en un percance leve, pero la fatal cogida llegaría luego con «Barbudo» , un animal que recibió «solo tres o cuatro varas, a las que entró siempre huyendo de los caballos, por ser para estos demasiado cobarde».

José de la Tixera contaba así la cogida tras una estocada «a toro parado»: «Le enganchó con el pitón derecho por el cañón izquierdo de los calzones y le tiró por encima de la espaldilla al suelo, cayendo boca arriba... Le cargó el toro con la mayor velocidad, ensartándole con el cuerno izquierdo por la boca del estómago , le suspendió en el aire y, campaneándole en distintas posiciones, le tuvo más de un minuto, destrozándole en menudas partes cuanto contiene la cavidad del vientre y el pecho, hasta que le soltó en tierra inmóvil y con solo algunos espíritus de vida». Murió al cuarto de hora, en cuyos minutos «se le suministraron todos los socorros espirituales que son posibles a la piedad más religiosa».

Tras aquella cornada se hacía inmortal la «Tauromaquia» de Pepe-Hillo, pintada por Goya. Moría así un torero discípulo de Costillares y que rivalizó con Pedro Romero . Cuentan que este dijo: «Lo que Dios te ha quitado de fuerza, te lo ha dado en gracia».

Dice la leyenda que fue el propio torero el que eligió el toro que habría de matarle y que en la víspera de la corrida fue a caballo al Arroyo Abroñigal y pidió que le reservaran un toro negro zaino, «Barbudo», de la ganadería de José Gabriel Rodríguez, de Peñaranda de Bracamonte, lidiado en séptimo lugar. « Tío Castuera , ese toro para mí», cuentan que dijo. Y para Pepe-Hillo fue. El destino ya estaba escrito.

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