Se llamaba «Pocapena» y llevaba en sus astas la muerte más terrible

El 7 de mayo de 1922, este toro del duque de Veragua propinó una cornada mortal a Manolo Granero

ABC

Escribió Hemingway en su «Muerte en la tarde» que no vio jamás una muerte tan terrible. Un espanto fue aquella cornada que conmocionó los tendidos de Madrid un 7 de mayo de 1922. Con tres toros de Albaserrada y tres toros de Veragua, se anunciaban en el cartel Juan Luis de la Rosa, Manuel Granero y Marcial Lalanda, que confirmaba la alternativa.

La nota más amarga de aquel tiempo llegó en el quinto toro, del duque de Veragua. «Pocapena» se llamaba. Cuentan que pronto cantó su mansedumbre este animal burriciego y de astifinos pitones. Con una clara querencia a tablas, Granero lo toreó en los terrenos del 2 con media docena de verónicas. Y en esa jurisdicción del 2 se perfiló para matar. «Le citó a unos cinco o seis metros de la barrera, demasiado cerrado dadas la características de Pocapena, al que había que muletear en los medios o con los terrenos cambiados. El animal se le arrancó vencido ya sobre el lado derecho, precisamente en el que se encontraba el lidiador, que con temerario temple y gallardía prefirió quedarse a salir corriendo, y le empitonó por el muslo derecho, suspendiéndole en vilo y arrojándole violentamente al suelo, donde le tiró varios derrotes que le rompieron la taleguilla y la faja y le empujaron contra la barrera, muy cerca del estribo, volviéndole a cornear aquí con tan fatal acierto, que una de las cornadas le destrozó la cabeza contra las tablas», se cuenta en el «Diccionario de Toreros» de Espasa. Y continúa: «Los momentos fueron de terrible ansiedad y dramatismo. Los demás toreros hicieron lo humanamente posible para evitar la cogida o al menos por aminorar las consecuencias, echándose temerariamente encima del veragua, pero todo fue inútil. La desgracia se consumó en toda su extensión, saliendo de ella Granero hecho un guiñapo sangrante y sin vida».

Aquella cornada mortal conmocionó todo el toreo. Granero, que había nacido en Valencia el 4 de abril de 1902, estaba llamado a marcar páginas de gloria , pues desde sus inicios demostró unas condiciones excelentes. En ABC se recordaba tras la tragedia que un año antes del fatal percance había lucido todo su esplendor en Madrid, cortando varias orejas en la plaza cortesana. O sus seis toros de C oncha y Sierra en Castellón. Y la otra media docena de Albaserradas en Valencia, «logrando ambas tardes grandes ovaciones». «Toreó en total 94 corridas, estoqueando 193 cornúpetos, y no pasó de las 100 por los percances siguientes», señalaba ABC en su edición del 9 de mayo.

Aquel toro cárdeno bragado acabó con los sueños de Granero y sacudió a todos sus partidarios. El duque de Veragua ordenó que no se vendieran más toros hermanos de aquel «Pocapena» que llevaba en sus astas la muerte más terrible.

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