Sebastián Castella, a hombros
Sebastián Castella, a hombros - EFE

Pletórica faena de Sebastián Castella en Manizales

La figura francesa sale a hombros y El Cid, que sufrió una voltereta, corta una oreja

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Otro lleno en los tendidos de Manizales. Y van... Un lujo de feria, la primera en Colombia. La afición disfrutó con una faena pletórica de emociones de Sebastián Castella, que ratificó su primacía con un serio ejemplar de Achury Viejo, encastado y con las complicaciones de los toros bravos. Muy suelto en los inicios de capa, fue paulatinamente sometido en la mágica muleta del francés después de espeluznantes pases cambiados por la espalda en el centro del redondel, según crónica de mundotoro.

La plaza entera se entregó con los sonoros y continuos oles en las series por ambos pitones, muy templadas, terminando el diestro prácticamente metido en medio de los astifinos cuernos. Tan importante labor terminó como debe ser, con la mejor estocada de la feria.

Llegaron a sus manos las dos orejas que paseó triunfal. Con desrazado y distraído primero cosechó silencio.

La tarde se inició con vaticinio desalentador ante la falta de raza y fuerza del primero para El Cid, quien hizo todo lo posible por sacar el máximo partido, llegando incluso a recibir una aparatosa cogida, afortunadamente sin consecuencias que lamentar. El asunto cambió en su segundo, un toro sin humillar pero perfectamente entendido por este torero, maestro en la extensión de la palabra. Con mucho temple, y llevando siempre la embestida en la muleta, El Cid le endilgó series preciosas en redondo y por bajo, rematando con esos pases de pecho de pitón a rabo recreados con empaque como nadie. Al final y ya con el toro entregado a su poderío le vació la espada de forma completa y efectiva. No vaciló la presidencia en otorgar merecidísima oreja.

Completó la terna un joven matador colombiano de pocas corridas, Santiago Naranjo. Dura papeleta que supo solucionar con actitud y mucha entrega. Silencio y palmas fue su balance.

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