Fernando Botero apoya la encerrona de Juan de Castilla con seis novillos en Medellín

«Los toros hacen la vida fácil al pintor porque es una actividad que ya de por sí tiene mucho color. El traje de luces del matador, la arena, la barrera, el público... Es un tema maravilloso, le da poesía a la pintura». Palabra de Fernando Botero, que este domingo no quiso perderse la encerrona en la plaza de toros de Medellín de Juan de Castilla, el joven colombiano al que de alguna manera ha apadrinado.

Juan de Castilla, que se vino a España para emprender la aventura de ser torero y el pasado septiembre tuvo una esperanzadora presentación en Las Ventas con corte de una oreja, se anunciaba con seis novillos en el coso de su tierra.

Y Botero quiso acompañarlo en medio de las ovaciones de un público que agradeció la presencia y respado del artista. Para el pintor fue el primer brindis de la tarde.

El joven novillero paseó tres orejas de una novillada complicada en la que se lidiaron seis utreros de seis hierros distintos, según informa «Aplausos». Lo mejor llegó frente al de Ernesto Gutiérrez, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, al que le arrancó dos trofeos. Frente al último, de Rincón Santo, tiró de épica después de clavar cuatro pares de banderillas y recibir una fuerte voltereta.

Con tres cuartos de entrada, según el citado portal, se lidiaron novillos de Vistahermosa, Achury Viejo, Ernesto Gutiérrez, El Paraíso, Santa Bárbara y Rincón Santo. Juan de Castilla, como único espada, ovación con saludos, ovación con saludos, dos orejas, ovación con saludos, ovación con saludos y oreja.

El apoyo de Fernando Botero a la Fiesta fue la gran nota del último festejo de la feria. La pasión por el toreo de Botero precedió a su otra vocación artística, ya que cuando era adolescente ingresó en una Escuela de Tauromaquia y esto le llevó a hacer sus primeras acuarelas, por lo que «a través de los toros» llegó su «afición por la pintura». Así lo asegura el gran pintor y escultor colombiano aficionado a la Fiesta brava.

El destino quiso que su creatividad inundara esculturas y pinturas maravillosas, conocidas en el mundo entero, entre ellas las de motivos taurinos, con sus picadores y toreros de talla XXL y sus vistosas plazas. Botero llegó a probar suerte dentro del mundo de la tauromaquia, a través de las enseñanzas de su tío Joaquín Angulo en la plaza de toros de la Macarena de Medellín. A lo largo de su vida, ha mostrado su aprecio por el planeta taurino. Le encanta todo lo que rodea a la Fiesta, dentro y fuera del ruedo: «Todo, absolutamente todo, es de una gran belleza plástica». Su amor por la Tauromaquia le llevó a autorretratarse como torero en 1988. Incluso con percance incluido...