Joselito el Gallo
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Gloria y llanto para Joselito en Zaragoza

Después de triunfar, su estoque saltó al callejón e hirió gravemente a un espectador

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En octubre de 1915, la afición de Zaragoza lloraba a uno de sus ídolos, Jaime Ballesteros «Herrerín», muerto el mes anterior en la plaza de Cádiz. Fue el final de una de las etapas más brillantes y apasionadas del toreo en Zaragoza. La competencia entre Herrerín y Florentino Ballesteros obligó a plantear la ampliación de la plaza, que llegó en 1917, cuando los dos habían caído ya mortalmente heridos en los ruedos.

La programación de la Feria del Pilar constaba de cuatro corridas de toros con Joselito y Belmonte como base de los carteles y la presencia también de Saleri II, Limeño o Posada, además de la comparecencia de Florentino Ballesteros en la última corrida, que se compuso de tres matadores y el novillero ante astados de Miura para los doctores y de Veragua para joven.

Una oreja se llevaron Posada y Limeño, y otra un Ballesteros artista y valiente en su primero y que pese a entusiasmar en el último, la espada le jugó una mala pasada.

Fue el final de una feliz historia de competencia novilleril que traspasó lo puramente taurino hasta el punto de dividir a la sociedad zaragozana entre herrerinistas y ballesteristas. Ballesteros tomó la alternativa en abril del año siguiente en Madrid, se colocó entre los mejores y un año más tarde, también en el ruedo de la capital, encontró la muerte.

Pocas cosas reseñables de aquel Pilar salvo la corrida del 15 de octubre con Joselito, Posada y Belmonte en el cartel y toros de Trespalacios. El pequeño de los Gallo tuvo una gran tarde. Le cortó las dos orejas a su primero y con el otro la plaza estaba loca. Un espectador le lanzó una chaqueta con la que el diestro armó la muleta y dio pases estupendos entre los pitones, pero la alegría se enturbió cuando al descabellar, el estoque saltó al tendido e hirió gravemente a un espectador. «Joselito se retira al callejón, llorando, desconsolado por la desgracia y rechaza la oreja», recogía la reseña de ABC.

Cara y cruz. Gloria y llanto.

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