Feria de Albacete: Lorenzo y Ginés, dos talentos a hombros en Albacete
El toledado sufrió una soberana paliza con el primer novillo del desfondado conjunto de Juan Pedro
Actualizado: GuardarMilagro en La Mancha. Otra vez la tragedia sobrevoló desde el amanecer del festejo. En el saludo, el parladé se vino cruzado al pecho de Álvaro Lorenzo y le propino una soberana paliza. La taleguilla, hecha jirones; la cabellera, ceniza; los adornos del vestido, por la arena. Escalofriante la imagen del toledano colgado del pitón. Pero no se arredró: venció, convenció y se agigantó pese al dolor del volteretón. Compás en los lances; ritmo y temple en una faena a derechas, prologada con toreros doblones y epilogada con un arrimón sin pestañear ante un novillo que no fue sencillo. La primera oreja fue suya. Otra más logró con el cuajado y desclasado cuarto, en el que a punto estuvo de ser prendido.
Obra de valor verdadero, capacidad, templanza y técnica. Supo dar el toque preciso y conducirlo con son, en el sentido natural y a la inversa. Entusiasmó en las luquinas finales y le pidieron el doble trofeo, pero solo se le concedió uno.
Se marchó a hombros con otro talento, Ginés Marín, sustituto de Roca Rey. El extremeño enseñó su clásica personalidad con el animal más justo del desigual y desfondado conjunto de Juan Pedro Domecq, que no permitió ver en toda su expresión a los novilleros, siempre por encima. Capaz y con gusto, compuso una bonita obra, con estampas de aire antiguo, como un molinete y unos ayudados por bajo de sabor. Vistoso con el capote, arrancó de rodillas con el descastado quinto. Todo lo hizo Ginés, con recursos, inteligencia y dotes de figura. El desplante a cuerpo limpio y la estocada le valieron otro premio.
Varea, sin opciones con el inválido tercero, resplandeció con el capote y el acero le privó del triunfo en el ensillado sexto.
Ver los comentarios