Vuelta al ruedo de Palacios con una interesante novillada de San Martín en Las Ventas

Los novillos estuvieron por encima de los novilleros

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La ganadería de San Martín (encaste Santa Coloma) lidió este domingo en la plaza de toros de Las Ventas una interesante novillada, primera del ciclo de encastes minoritarios, con tres utreros más que potables para el triunfo, y con los que sólo hubo una solitaria vuelta al ruedo, a cargo de Mario Palacios.

Arrancó el mes de septiembre en Madrid, y lo hizo con su ya tradicional ciclo de encastes minoritarios, que dio inicio con una novillada de San Martín, de procedencia Santa Coloma, en la que hubo tres novillos, uno por actuante, más que aptos para haber dado el do de pecho, aunque al final ninguno de los tres fuera capaz de dar ese puñetazo en la mesa para empezar a funcionar en la profesión.

Jesús Chover cumplía su tercera actuación en Las Ventas, y, lo que son las cosas, la tercera también en este mismo ciclo de encastes minoritarios.

Su primero fue un novillo muy en el tipo del encaste Santa Coloma, y que apenas se prestó por lo poco que transmitió, moviéndose con sosería, al paso y con la cara natural. Tampoco dijo nada el ya veterano novillero valenciano, que pasó sin pena ni gloria en una labor de lo más anodina.

Con una larga en el tercio recibió Chover al cuarto, con el que volvió a firmar un muy desigual tercio de banderillas. Tampoco estuvo acertado el valenciano con la franela, sin sitio ni pulso para mandar en las acometidas del "santacoloma", que no tuvo mal aire, sobre todo por el pitón izquierdo, y al que no le pegó ni un solo muletazo que no saliera tropezado. Una pena.

Mario Palacios debutó en Madrid con un novillo al que ya en los capotes le costaba un mundo desplazarse, y con el que dejó retazos de buen toreo, sobre todo en una media "achenelada" tras un proyecto de quite por delantales.

Sí se arrancó de largo el utrero en el caballo, donde evidenció escasa fortaleza, llegando a la muleta con la reserva encendida, muy quedado. Gustó la actitud del debutante, muy reposado y tratando de hacer bien las cosas, aunque la falta de oponente propició que la faena no llegara a calentar lo suficiente.

En el quinto, en cambio, anduvo más intermitente Palacios ante un novillo con más carbón de salida, y con el que pasó algún que otro momento de apuro. Solamente al final, con el animal más apagadito, hubo muletazos desmayados y de buen porte sobre la mano izquierda, mas fueron pinceladas sueltas dentro de un conjunto al que faltó estructura y, sobre todo, oportuna rúbrica con los aceros.

El otro debutante, el mexicano Antonio Mendoza, sorteó en primer lugar un novillo con nobleza y más motor que sus hermanos anteriores, y al que no supo o no pudo aprovechar en una labor correcta, pero tremendamente fría y sin el mando necesario para llegar a someter adecuadamente al animal, que se fue el desolladero entre aplausos y con la sensación de haber merecido otro trato.

El sexto fue novillo complicado, sin clase y esperando mucho, con el que Mendoza hizo un esfuerzo sincero, sufriendo, incluso, una aparatosa voltereta, lo que le sirvió para saludar una ovación

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