Sergio Flores saluda con el capote al toro que indultó
Sergio Flores saluda con el capote al toro que indultó - EFE

Sergio Flores perdona la vida al toro «Gibraltar» en la Monumental de México

Talavante, desatinado con el acero, tuvo la honestidad de no regalar un sobrero

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Al gran triunfo de indulto que el tlaxcalteca Sergio Flores, uno de los toreros mexicanos moldeados en España, se añade la honestidad de Alejandro Talavante al no querer obsequiar un toro, pese a que la suerte no le acompañó en su lote.

El extremeño, en la actualidad el torero español que mayores vínculos tiene con México, país donde vive casi cinco meses al año, le correspondieron dos toros que poco le permitieron. Su primero, de Jaral de Peñas, nunca rompió y su segundo de Xajay fue peligroso, áspero y muy complicado.

Talavante, que tiene con qué, estuvo solvente y digno. Tanto que no quiso abusar de su destino obligando a triunfar a toda costa regalando un toro, sobre todo después del inobjetable triunfo de Sergio Flores.

Mal fin de semana con la espada

Eso sí, este fin de semana no fue bueno para Alejandro con la espada. En Medellín se le fue vivo un toro y en La México a punto estuvo de que eso sucediera con su segundo.

El triunfo de Sergio Flores se dimensiona porque lo hizo a un toro bravo. El astado se arrancaba como un buen Victorino desde largo, emocionante y alegre.

Sergio le dio el valor exacto al toro, lo dejó lucir y de paso lució él. Una faena en la que hubo momentos de profundidad, de buen temple, también de variedad, pero sobre todo mucho gozo.

El público, desde la segunda tanda, comenzó a pedir el indulto que al final se concedió para el bravo «Gibraltar», número 83 y con 500 kilogramos de Xajay, ganadería a la que en un año le han indultado cuatro astados.

Antes, Sergio había conseguido una firme faena con un toro de Jaral de Peñas que fue bueno.

Para abrir boca también hubo otro triunfador, Fermín Rivera, un torero muy clásico que entendió perfecto a un astado emotivo y noble de la ganadería de Jaral de Peñas, al que le cortó una oreja tras una faena armoniosa y de buen trazo.

Abrió plaza el rejoneador Rodrigo Santos, a quien sus seis años de ausencia de la Plaza México se le notaron al dejarse llegar mucho al toro a las cabalgaduras.

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