Fernando Cayo, Santiago Ramos y Alfonso Lara
Fernando Cayo, Santiago Ramos y Alfonso Lara - SERGIO PARRA
CRITICA DE TEATRO

«Páncreas», de Patxo Tellería: la suerte y la muerte

El Centro Dramático Nacional presenta la obra bajo la dirección de Juan Carlos Rubio

Madrid Actualizado: Guardar
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La idea argumental de «Páncreas» es muy brillante: tres hombres se han hecho amigos tras coincidir «en una terapia grupal para trastornos mentales»; uno de ellos anuncia que padece un cáncer en el órgano peritoneal que da título a la obra y solo se salvará si se somete con urgencia a un transplante, otro ha comentado que se suicidará cuando cumpla 60 años para escapar de un Alzheimer hereditario (tiene 59 y le quedan meses para llegar a la fecha señalada), y el tercero trata de conseguir que el segundo adelante su propósito con el fin de donar la víscera al que la necesita: total qué más le da, así al menos salvaría a su compadre enfermo.

«Páncreas» (***)
Autor: Patxo Telleria. Director: Juan Carlos Rubio. Escenografía: José Luis Raymond. Vestuario: María Luisa Engel. Iluminación: José Manuel Guerra. Música y espacio sonoro: Miguel Linares. Intérpretes: Fernando Cayo , Alfonso Lara y Santiago Ramos / José Pedro Carrión. Teatro Valle-Inclán. Madrid.

Ataviados con gabanes y bombines pardos perfectamente «magrittianos», se presentan ante el público en una graciosa pirueta metateatral para contar lo que pasó en realidad la noche en que los tres se reunieron en casa de uno de ellos. Patxo Telleria, que estrenó primero una versión en euskera de esta divertida pieza, desarrolla con imaginación y golpes de humor negro su «tragicomedia de vida y muerte o cómo juega a veces la suerte» hasta llegar a un final sorpresivo. Pero hay un problema: ha tenido la valentía de escribir el texto en verso y, en mi opinión, esa decisión lastra la fluidez de la función y condiciona bastante la acción, pues fuerza rimas y los acentos rítmicos cojean.

Por otra parte, los tres intérpretes, excelentes todos, no dicen el verso de manera homogénea y en algún momento se tiende a la prosificación. Una nota: José Pedro Carrión, otro gran actor, sustituye desde hoy a Santiago Ramos por enfermedad, ojalá se recupere pronto. Pese a los peros, creo necesario destacar que Juan Carlos Rubio realiza un imaginativo, ameno y dinámico ejercicio de dirección de esta comedia sobre la amistad puesta a prueba, los caprichos del destino y el planteamiento del suicidio como caritativo acto de generosidad. Y que la escenografía de Raymond, el vestuario de Engel y la iluminación de Guerra son estupendos, como es habitual en los espectáculos que llevan el sello de la productora Concha Busto.

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