Nureyev sigue siendo incómodo para el Bolshoi

Hace casi veinticinco años de la muerte de Rudolf Nurevev, una de las mayores leyendas de la danza del siglo XX, pero el bailarín sigue siendo una figura incómoda para el Ballet del Bolshoi. El teatro ha pospuesto el estreno de «Nureyev», un esperado ballet sobre el artista, apenas cuarenta y ocho horas antes de que se produjera. Sin más explicaciones, el Bolshoi ha anunciado que se sustituía por «Don Quijote», una de las piezas de su repertorio.

La única explicación la ha dado Vladimir Urin, director general del teatro, que decía en un vídeo publicado en la red que el espectáculo no estaba listo, algo con lo que se han mostrado en desacuerdo varios bailarines y artistas de la compañía.

No se espera que la obra se programe antes de la temporada 2018/2019, porque el próximo curso está completamente programado.

La clave puede estar en lo que ha afirmado el prestigioso musicólogo Norman Lebrecht: «Los desnudos masculinos, las referencias a la homosexualidad y enfrentamientos con el director Kirill Serebrennikov están destras de la cancelación de la gran cita del verano, el ballet sobre la vida del gran desertor».

La ley del silencio ha llegado al propio Serebrennikov, que no quiso comentar la decisión del teatro. Según la agencia británica Reuters, el director fue objeto de una investigación el pasado mayo, por un supuesto delito de malversación de fondos públicos.

«Nureyev», un ballet con música de Ilya Demutsky y coreografía de Yuri Possokhov, había despertado una gran expectación en el mundo del ballet, no solo por abordar la figura legendaria de Nureyev, sino por la relación de mantuvo con el Bolshoi y con las autoridades soviéticas, que tras su deserción borraron su nombre de la historia del ballet ruso. Era la primera nueva producción del teatro que contaba con capital occidental, ya que la firma de joyas Van Cleef & Arpels lo había financiado con 100.000 euros.

De hecho, el secretismo en torno al ballet fue la tónica durante el período de ensayos, aunque los comentarios internos señalaban que en él se abordaba de una manera explícita la sexualidad de Nureyev. Hay que recordar que Rusia tiene una ley que prohibe la propaganda homoxexual entre los jóvenes, y que la homofobia está muy extendida en el país.

Kirill Serebrennikov tampoco es una figura cómoda para las autoridades rusas, por su trabajo siempre crítico con ellas. Hace un tiempo montó el ballet «Un héroe de nuestro tiempo», de Mikhail Lermontov, y la ópera de Rimsky-Korsakov «El gallo de oro», que convirtió en una sátira sobre el Kremlin.

Rudolf Nureyev nació en Siberia en 1938 y murió en París, víctima del sida, el 6 de enero de 1993. En 1961 protagonizó una cinematográfica deserción en el aeropuerto de la capital francesa, y se convirtió en todo un símbolo de la libertad artística; le valió, también, el repudio y la enemistad de las autoridades soviéticas de la época, y no pudo regresar a su país hasta apenas un par de años antes de su muerte. Fue, sin duda, uno de los más grandes bailarines de la historia, y destacaba en él su baile salvaje y magnético.

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