Carme Conesa y Roberto Álvarez (en primer término), durante un ensayo de «Festen»
Carme Conesa y Roberto Álvarez (en primer término), durante un ensayo de «Festen» - MarcosGPunto

El CDN estrena «Festen», donde la respuesta al horror es la hipocresía

Magüi Mira dirige y adapta esta versión teatral de la película que inauguró el movimiento Dogma

Madrid Actualizado: Guardar
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Traducida en España como «Celebración», la película «Festen», del danés Thomas Vinterberg, revolucionó el mundo del cine a finales de los años noventa e inauguró el movimiento Dogma. El guión lo firmaban el propio Vinterberg junto a Mogens Rukov, y Bo Hr. Hansen realizó a partir de él una adaptación teatral que ahora, con versión y dirección de Magüi Mira, se estrena en el teatro Valle-Inclán, dentro de la programación del Centro Dramático Nacional.

El sexagésimo cumpleaños del padre es la excusa para reunir a toda la familia; la celebración se torna sombría cuando uno de los hijos, Christian, denuncia que durante su infancia él y su hermana gemela (suicidada) recibieron abusos sexuales por parte de su padre.

Esta revelación destapa la caja de los truenos, reabre heridas e impulsa una decisión: hay que matar al padre.

Magüi Mira confiesa que tenía «la necesidad vital de llevar a escena este texto desde hace años. Es un texto contemporáneo imprescindible; tiene ternura, brutalidad, poesía salvaje... Es un bofetón a las conciencias podridas. Refleja una enfermedad real y patética de nuestra sociedad: la hipocresía, que los poderes fácticos alimentan para mantener el sistema. La hipocresía comienza con ese mirar hacia otro lado del que habla también la obra».

Roberto Álvarez encarna al padre pederasta. Carme Conesa es la esposa consentidora. El resto del elenco lo componen Carolina África, Manu Cuevas, Karina Garantivá, Gabriel Garbisu, David Lorente, Jesús Noguero, Clara Sanchis e Isabelle Stoffel.

Aun dentro de la crudeza y horror de la historia, la propuesta de la directora busca la belleza, que es un potenciador de la emoción. «El escenario es una creación, y en esta obra estamos contando una utopía, en el que el mundo blanco prevalece sobre el negro. Los espectadores van a gozar dentro de la tragedia, la belleza está en las emociones de los actores».

Abunda en ello Carme Conesa, que asegura que «Magüi introduce en el montaje pequeñas gotas de metáfora que hacen bello lo oscuro y facilitan el entendimiento de ese microcosmos». Su personaje huye del conflicto volviendo la cara: «Intenté entender a mi personaje, y no lo conseguí, pero decidí hacer lo que hacen mis perros: mirar al personaje de mi marido del mismo modo que ellos me miran a mí». A Roberto Álvarez le ayudó un video en Internet en que una hija violada por su padre le graba y le obliga a que confiese mientras desayuna. «Su reacción es seguir y musitar: “Bueno, la mente humana es así...” ¿Qué pasa por su cabeza? Nada...»

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