Alquimia

Eva Rufo y Jesús Noguero marcosGpunto
Julio Bravo

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Un texto, un foco y un actor son suficientes para lograr una buena función de teatro. En «Espejo de víctima» hay dos textos, unos cuantos focos y dos actores, así que lo que se consigue es un espectáculo excepcional, sin duda uno de los mejores que se han podido ver en la cartelera madrileña en los últimos años. Y todo ello gracias a la conjunción de dos textos - «La lástima» y «La odiosa», que conforman la función- hermosamente hirientes, cotidianamente filosóficos, profundamente humanos, escrito con tanta inteligencia (es apasionante el juego de espejos que plantea en frases y situaciones) como naturalidad y limpieza.

Dos encuentros entre un hombre y una mujer componen ambos textos; dos conversaciones que parten de lo trivial para enmarañarse en cuestiones como el papel de las redes sociales o la importancia del lenguaje hasta el acoso escolar o las secuelas del terrorismo. Serpentean y en ambas una carga de profundidad hiela la situación y al público, que asiste atónito a un combate sordo y tenso, violento por momentos, intensamente dramático.

Eduardo Vasco sabe ponerse a un lado con una dirección sutil y detallista para dejar que el texto y los actores sean los protagonistas de la función. Eva Rufo y Jesús Noguero no son dos actores; son cuatro, tal es la riqueza de matices y colores que otorgan a sus personajes. La química entre ambos es poderosísima, y juntos consiguen una maravillosa alquimia muy difícil de encontrar sobre un escenario. Sin lugar a dudas, una joya.

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