Olga Pericet, en un momento de «Pisadas»
Olga Pericet, en un momento de «Pisadas» - paco villalta

Olga Pericet presenta en la Suma Flamenca «Pisadas»

La obra habla del destino de las mujeres: «Quiero dar un mensaje de libertad, de que uno puede elegir su propio destino»

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La cordobesa Olga Pericet vuelve a Madrid, donde vive desde hace dieciocho años -«la mitad de mi vida; me siento medio madrileña ya»-, y donde no actuaba desde el año 2004. Ofrece, dentro de Suma Flamenca, su espectáculo «Pisadas», que habla del destino de las mujeres, «sobre todo aquellas que parece que lo tienen muy marcado -explica la bailarina-. Quiero dar un mensaje de libertad, de que uno puede elegir su propio destino». En el espectáculo aparecen retazos de la vida del ser humano: nacimiento, boda, reuniones familiares... «Me venía a la mente el folclore, todo lo primitivo y natural que tiene el ser humano, y le ofrezco al público esas pinceladas con un fin: que tenemos la capacidad de decidir nuestro destino por muy marcado que parezca.

En “Pisadas” quiero que aparezca una mujer en lucha, especialmente aquellas mujeres a las que se le han impuesto unos corsés, unas reglas».

Busca siempre Olga Pericet ir más allá de los pasos y el movimiento. «Necesito hacerlo, y el baile es una maravillosa manera de expresar sentimientos. “Pisadas” propone ideas, pero no quiere contar un argumento ni una historia; que sea el público quien se haga una idea de lo que quiero decir; y, si no, verá baile, cante y movimiento. Muchas veces, con eso se dice todo».

El contrapunto masculino del espectáculo -«el equilibrio», dice Olga- lo pone Juan Carlos Lérida, un bailarín que, como ella, ha elegido la inquietud como camino artístico. «Él presenta un flamenco menos tradicional y que da otra vision más contemporánea». En «Pisadas», cuenta Olga Pericet, «están las dos facetas de mi baile -flamenco clásico y flamenco evolucionado, por ponerles una etiqueta- más extremos que nunca, y dialogan mucho, pero por la necesidad del contenido, de lo que a mí me movía. Unir los dos aspectos ha sido muy satisfactorio, pero también muy agotador, porque integrarlos cuesta: no es sencillo lograr el diálogo entre los dos».

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