Albert Boadella y el tenor Josep Bros, en la Biblioteca del monasterio de El Escorial
Albert Boadella y el tenor Josep Bros, en la Biblioteca del monasterio de El Escorial - ignacio gil

Boadella desafía la leyenda negra y llevará «Don Carlo», de Verdi, a El Escorial

El director afronta su primer título operístico, del que asegura que es «una catedral musical, aunque el libreto no me gusta»

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Hace unos treinta años, Patrimonio Nacional frustró un proyecto de Franco Zeffirelli para llevar la ópera «Don Carlo» (con Leonard Bernstein y la Scala de Milán) al monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Ha habido más intentos desde entonces, y ahora, por fin, la ópera verdiana se va a representar en la localidad madrileña; no en el monasterio, sino a pocos metros de allí, en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial. Será los días 25, 27 y 29 de julio. En febrero de 2016, la producción, que dirige Albert Boadella, llegará a los teatros del Canal. Jorge Culla, su intendente y también del festival de Verano del Auditorio escurialense, quiere que «Don Carlo» se convierta en «la enseña» de este certamen y que se presente todos los años.

La dirección musical será de Max Valdés y en el reparto, encabezado por Josep Bros (Don Carlo), figuran también el bajo John Relyea (Felipe II). Ángel Ódena (Rodrigo), Virginia Tola (Isabel de Valois) y Simón Orfila (Inquisidor). La escenografía es de Ricardo Sánchez Cuerda y el vestuario de Pedro Moreno.

Basada en el drama homónimo de Friedrich Schiller, «Don Carlo» se estrenó en París, con libreto de Joseph Méry y Camille Du Locle. en 1867. Giuseppe Verdi, que tenía entonces 53 años, revisó hasta tres veces la partitura, y en 1883 estrenó en Milán -en italiano y con cuatro actos en lugar de cinco- la versión más empleada hoy en día. Para Albert Boadella (que se enfrenta a su primer título operístico), «Don Carlo» es la «ópera cumbre de la historia del género, una catedral musical».

Al director catalán no le gusta el libreto de «Don Carlo», que falsea a propósito a los personajes y que considera una «antiembajada española» y que ahonda en la leyenda negra de nuestro país. «Es injusta respecto a la dimensión histórica de Felipe II, presentado como un asesino, y respecto a España». «Yo cambiaría el libreto, pero no lo voy a hacer -añade el director-. Y tampoco, claro, la partitura. Y el reto que me planteo es acercarme a la realidad sin cambiar letra y música». Aunque entre libretistas y compositor, dice, «hay contradicciones; Verdi dibuja a un Felipe II mucho más humano de lo que dice el libreto». Mediante la interpretación física y gestual, Albert Boadella va a plantear al protagonista como «un personaje demente, con rasgos de crueldad y de locura. Cambian también las relaciones entre los personajes. La de Isabel de Valois y Don Carlos tiene aspectos maternales.... El personaje de la princesa de Éboli es el más exacto. Pero no va a haber inventos ni excentricidades. Va a ser un “Don Carlo” distinto... Que puede ser un fracaso monumental, pero asumo el riesgo con ilusión», concluye el dramaturgo.

Partitura visual

Albert Boadella cuenta que, cuando Joan Matabosch dirigía el Liceo de Barcelona, le ofreció que dirigiera allí una ópera. Le contestó que sí... siempre y cuando dispusiera de seis meses de ensayos con los cantantes. «Exageré, está claro, pero sí necesito un tiempo de trabajo mayor del que suele tenerse con los cantantes de ópera». El director catalán ha utilizado un sistema inédito en el género. «He trabajado los personajes y la interpretación visual con jóvenes actores que interpretaban en play-back una versión de la ópera cantada, creo, por Pavarotti. Lo he filmado y ya tengo la partitura visual. Luego, habrá que adaptar el trabajo a las personalidades de los cantantes. Pero podría significar una visión distinta del trabajo de interpretación en la ópera».

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