El cantante Pablo López
El cantante Pablo López - LA VOZ
ENTREVISTA

Pablo López: «No existen discos comprometidos»

El malagueño agota las entradas para su doble concierto en el Gran Teatro Falla de Cádiz: «intentaré rodearme de su arte para estar a la altura del público gaditano»

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Malagueño de Fuengirola, de 32 años. Pablo López acaba de llegar de su exitosa promoción por Latinoamérica. Pero no puede dejar de sentir el vértigo que le provoca su doble cita, hoy y mañana, en el Gran Teatro Falla de Cádiz. El intérprete y su piano cuentan cómo ven 'El mundo y los amantes inocentes'.

-Llega al Falla y lo hace con doble cita. ¿Cómo vive esta parada?

-No puedo negar, sin caer en el tópico ni porque lo diga siempre, lo digo de corazón, esta fecha estaba marcada en el calendario desde hace muchísimo tiempo. Este teatro tiene muchísimas connotaciones, aparte de lo bonito que es, y de lo que yo he vivido con el público gaditano. Además, todo andaluz ha sentido y vivido alguna vez lo que pasa en el Falla.

El respeto y la emoción por estar aquí me sobrepasan.

-¿Le asusta? Aquí han repetido últimamente Raphael, Miguel Poveda...

-Me asusta siempre porque le tengo mucho respeto a lo que hago. No puedo negar que voy más alto que ancho, voy pisando fuerte, con muchísimas ganas de estar a la altura de la respuesta del público. Intentaré rodearme de talento, arte o lo que tenga yo para estar a la altura de los gaditanos.

-¿Considera al Falla un aliado especial, por su magia, para su espectáculo?

-Creo muchísimo en la inspiración de los lugares, no es una forma de ponerme poético ni profundo, ¿eh?, es verdad. Como autor, siempre que estás en un sitio en el que han pasado cosas, cuyas paredes tienen vida, eso se siente y se transmite a la hora de interpretar. El Falla es un teatro cargadísimo de todo esto, y no sólo por el Concurso del Carnaval. Me está dando miedo esta entrevista, ¡no lo había pensado tanto, que voy dos días al Falla!

-Por cierto, ¿es carnavalero?

-Tuve una época de seguir muchísimo el Concurso, del 97 al 2002, que hubo un momento de grandes autores ahí arriba. Por cosas del destino, me fui de España, le perdí un poco el hilo. Pero he seguido picoteando porque tengo amigos que son seguidores y participan. Además está esa maravilla que es youtube y si puedo me escapo... Me puedo considerar un carnavalero en la distancia.

-¿Comparsista o chirigotero?

-Ahí lo ha dado. Me encantó el concepto innovador de Juan Carlos Aragón, la chirigota-comparsa que tiene un poquito de todo, capaz de emocionar y de provocar la risa, me encantó. En cualquier modalidad lo que me gusta es que las letras tengan pellizco.

-¿En qué ha consistido la evolución entre '11 historias y un piano' y 'El mundo y los amantes inocentes'?

-La evolución natural de un niño recién nacido con 'Historias de un piano' y que luego empieza a andar y a conectarse con la vida en este segundo disco. Es lo que ha pasado, la madurez a la hora de contar cosas, cómo contarlas, el atrevimiento que te da también crecer como artista. Este disco se moja un poquito más, musical y líricamente. Se acerca cada vez más a un reflejo musical de lo que soy como persona. Espero que me quede mucho camino por delante porque, evidentemente, la intención es seguir buscando ese reflejo exacto.

-¿Llega a ser consciente de esa evolución mientras sucede?

-Con este ritmo es difícilmente verlas venir. Los viajes, los horarios extraños, el cúmulo de emociones poco dosificadas... Eso a veces el cerebro te lo hace pagar caro y no te deja ver que la realidad es maravillosa.

-¿Considera este disco un canto al amor en todas sus vertientes?

-Sin duda, es lo que es. Sin ningún tipo de complejos lo digo. El amor está ahí, no es sólo el «te quiero vida mía, no te vayas con mi primo»; el amor es levantarte por la mañana y emocionarte metiéndole un bocado a una tostada. El amor es querer a tus hermanos, a tus amigos, que un tío lo tenga todo contra ti y tú verle el lado bueno.

-Entonces, sobre todo, cree en el poder salvador del amor.

-Sin duda, nos salva de un día ver el telediario y comprobar lo que pasa en la frontera, las guerras, cómo nos roban y constatar a la mierda de especie que pertenecemos. Apagas la tele y miras a un lado y a otro y tratas de contagiarte de eso que te salva y que de verdad merece la pena.

-¿Trata de que sea un trabajo comprometido?

-No. Es que no creo que existan discos comprometidos. Existen médicos comprometidos, políticos que se mojan... Pero este disco es ante todo un goce personal. Por mucho que haya un mensajito dentro, no puedo considerarlo comprometido. Sobre todo es algo que me da muchas alegrías, no me hace vivir ningún riesgo y tengo un caramelo muy dulce en general, aunque evidentemente me lo haya tenido que trabajar. Insisto, no creo que nadie que se meta en un estudio de grabación para intentar cambiar el mundo con canciones. Se puede ayudar, eso sí, a que tenga un color más bonito.

-Sí es un trabajo comprometido en lo musical. Lo ha grabado en un estudio que pisaron los Beach Boys o Michael Jackson...

-Agradezco esa consideración. Lo que es uno y por lo que está hoy en Cádiz es porque es músico, no porque sea un poeta, ni un orador que quiera cambiar el mundo. Soy un tío que se obsesiona con la música y en consecuencia le pone letra a lo que le pasa por la cabeza.

-¿Cómo consigue Pablo López mantener los pies en el suelo?

-A veces me gustaría tener otra mentalidad y volar un poquito más, pero es verdad que soy una persona muy pegada a la realidad, para bien o para mal, muy curioso, lo que me hace indagar mucho en el género humano, e intentar conocerme como persona y a los demás. Eso es lo que me hace estar al lado de la realidad. Me siento muy afortunado, soy cada vez más capaz de descubrir la belleza de las cosas y puedo decir que no hay mejor forma de mantener la humildad o pegado a la realidad que sentirse frágil, como cualquier otro.

-¿Ha sentido alguna vez la necesidad de descansar del mundo?

-Sí, muchísimas veces. Pero no es justo, no debería apetecerme eso. A veces me encantaría bajarme de la comunicación excesiva, que se apaguen las luces 24 horas y conectarme conmigo mismo.

-¿Algo que sólo sepan sus zapatos y pueda contar?

-No, (risas), si lo digo sube el pan.

-¿Algún sueño confesable?

-Vivir 10 o 15 años más de gira y que no muera en el segundo año.

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