Javier Gurruchaga: «El “casoplón” canta a nuevo rico, pero en el PC había aristócratas millonarios y no pasaba nada»

La Orquesta Mondragón vuelve a los escenarios con «Noticia Bomba», un recopilatorio con dos temas nuevos, «Que viene Trump» y «Buscando a Rita»

NACHO SERRANO

Inspirado en la novela homónima de Evelyn Waugh, sátira del periodismo sensacionalista publicada en 1938, Javier Gurruchaga y La Orquesta Mondragón han vuelto a la acción con una llamada de atención sobre temas tan actuales como los populismos, la posverdad y las noticias falsas. «¡Noticia Bomba!» ofrece una cuidada remasterización de temas clásicos, difíciles de encontrar y muy apreciados por los seguidores del grupo de San Sebastián, como «Hotel azul», «Por favor, pon un muerto en tu motor», «Esta noche es tu oportunidad», «Es mi vida», «Mis gafas» o «Bubble Bubble». Pero tampoco faltan sus hits más inolvidables, como «Ellos las prefieren gordas», «Caperucita feroz», «Viaje con nosotros» o «Corazón de neón», ni colaboraciones estelares como las de Antonio Banderas, Ana Belén, Sara Montiel, Joaquín Sabina y Luis Eduardo Aute. Un doble álbum como se merece, que sale a la calle en unos tiempos muy revueltos. Momento ideal para encontrarse cara a cara con uno de los «showmen» más corrosivos de nuestra música popular.

¿Este disco es un grito de rabia?

Sí, un poco sí. También es un homenaje al humor inglés y al humor en general, que lo hemos perdido. Estamos todo el día con malas noticias, mentirosas... estamos con la cara larga y triste. Todos somos un poco responsables de lo que está pasando, de que se repitan situaciones parecidas a las de los años treinta. Sin exagerar, aquella fue una década difícil con el surgimiento de los fascismos, y ahora ese fascismo viene con traje y corbata. El disco es un canto a la ilusión, la imaginación y la paz. Pretende ser una buena noticia.

¿En España también hay fascismo de traje y corbata?

Los ultras, de derechas y de izquierdas, visten de paisano ya en todos los países europeos. En todos sitios cuecen habas, y se cuelan en otros sitios aparentemente más liberales. La intolerancia y el supremacismo se están colando hasta en las mejores familias. Y por eso esas familias acaban tan fracturadas.

Si en el ambiente de libertad de los ochenta, alguien le hubiera dicho cómo cambiaría todo eso treinta años después, ¿que hubiera pensado?

Que menudo disparate. Vamos demasiado rápido, demasiado rápido... Es desconcertante recibir tanta información constantemente, y encima sin beneficio para el conocimiento. ¡Que hay chavales que están todo el día con la pantalllita y luego no saben ni quiénes fueron los Beatles!

Al ver el título «Buscando a Rita», la primera que me vino a la cabeza fue Barberá, y pensé: «en menudo lío se va a meter Gurruchaga». Luego he visto que no se refiere a ella, y que habla de un amor perdido. Pero la pregunta es: ¿Componiendo nuevo material para este disco, ¿se ha autocensurado?

Pues sí. Ahora todos los artistas nos autocensuramos, y creo que estamos pasando de castaño a oscuro. La canción «Muñeca Hinchable» siempre la tocábamos en directo sacando una muñeca hinchable al escenario, pero ya no lo hago porque dicen que es violencia de género. Con «Ellos las prefieren gordas» lo mismo... Pues tendrán que prohibir «Lolita», «Los Cuentos de Canterbury», «Casanova»... en fin, que hay una caza de brujas en términos culturales que hay que parar.

¿Qué se puede hacer para poner freno a esto?

No lo sé. Hay gente que hace campañas donde se confunde todo, el arte y la realidad, el autor y la persona... No hay que dejar de inventar ni de tener imaginación, es el único camino.

¿Por qué lo llaman posverdad cuando quieren decir mentira?

Pues sí. Será porque nunca se ha mentido tanto como ahora, y el punto ha llegado a tal desmadre que había que inventar otra palabra. Tenemos el caso paradigmático de Donald Trump, que lleva nosecuántos miles de mentiras en lo que lleva de presidente. A mí me divierte mucho parodiarlo, vestirme de él y meterle caña.

¿Qué le parece la multa que le han puesto a Evaristo?

Creo que hay un margen de juego, y luego hay un margen donde la afrenta directa, si suena muy mal... Es que todo es tan relativo... ¿dónde está el límite de la libertad de expresión? La verdad es que al final miramos todo con lupa, de una manera a veces retorcida y prejuzgada. Forma parte de lo que es este mundo. Lo de Evaristo, la verdad es que no me sorprende nada. Pero luego mira a Roger Waters, que en todos los conciertos llama cerdo a Trump. A mí lo que más me molesta es la gente que insulta, pero escondida tras el anonimato de las redes sociales. Ese bullying de las redes sí que necesita que le pongan límite. Igual que la falta de intimidad. Mira al Zuckerberg este pidiendo perdón, es de risa. Si ya no hay intimidad ni para comprar unas cremas (risas). O unos zapatos, como Winona Rider.

En el recopilatorio rescata una vieja colaboración con Antonio Banderas.

Eso se grabó cuando Antonio todavía no era Picasso (risas). Siempre ha sido un estupendo compañero, y cuando no era tan conocido cantó conmigo «Dos amigos y una mujer» , que luego la versionó Joaquín Sabina. Le gustaba mucho esa canción.

Sabina cierra el disco con uno de los dos duetos en directo, «Adiós, adiós».

Me encanta cómo suena esa canción, y también la que canto con Aute.

¿Sabe cómo está?

Está delicado, grave, en un estado estacionario casi vegetal. Es una pena, después de un mes y medio de coma no reconocía a todo el mundo. Después de aquellos dos infartos, no parece que vaya a poder volver a cantar. Lo sé por mi mánager, que es también el suyo.

Volvamos al disco. Arranca con «Garras Humanas», un tema en el que siempre me ha parecido el Alice Cooper español.

Alice Cooper siempre me ha parecido interesante. Su música algunas veces más y otras menos, aunque tiene una versión de «Eleanor Rigby» que demuestra que es un artista muy completo. Pero como fenómeno y como personaje, es fascinante. Esos precedentes góticos me encantan. Recuerdo que Tim Burton le invitó a participar en una de sus últimas películas. Esa puesta en escena, el glam-rock, los maquillajes, las películas de Fellini y el cine de terror, eso estaba en las primeras canciones de La Orquesta Mondragón. «Garras Humanas» también es una de mis canciones favoritas, está inspirada en la película homónima de Tod Browning y Lon Chaney. En «Anda suelto Satanás» la canté con Rafa de La Unión, y solemos abrir con ella los conciertos porque define muy bien el mundo «freak» de la Orquesta.

Creo que hablo por todos los niños y niñas de los ochenta: Usted nos resultaba muy, muy perturbardor, pero igualmente magnético.

Espero que esos personajes sigan siendo perturbadores (risas). Éramos fanáticos de Browning, de Roger Corman, de todo ese cine fantástico que después ha heredado Tim Burton, salvando las distancias. Me gustan mucho los trabajos de Johnny Depp con Burton, deudor de un cine maravilloso que cayó en desuso, y que nos perturbaba a todos.

También a nivel sexual, usted nos descolocaba por completo.

En eso no fui nada original, porque en las películas de Browning el propio Lord Chaney se vestía de abuelita para comentar sus fechorías con un enano y un gigante (risas). «El trío fantástico», maravillosa película muda de la que luego se hizo una versión sonora. Boris Karloff también hacía de señora algunas veces, así que ese travestismo ingenioso también lo cogí del cine de terror antiguo. Estaba todo inventado, pero en la época en la que salimos nosotros, pues nadie lo hacía.

Alaska suele decir que en los ochenta se toleraba todo porque incluso los sectores más conservadores estaban callados, «tenían miedo de no ser modernos, de ser los anticuados».

Puede ser cierto, pero también hay que decir que en esos sectores conservadores, a nivel cultural y artístico siempre me he llevado muy buenas sorpresas. A veces son más liberales y abiertos que la izquierda, en ese sentido.

Lo que ahora llaman «ofendidos», ¿abunda más en la izquierda?

Contradicciones y gente con la cabeza cuadrada hay en todos lados, eso está clarísimo. Por ejemplo, Luis Alberto de Cuenca, secretario de Estado con el Partido popular, y una persona bastante conservadora, cuando escribe poesía es tan abierto, tan tolerante, tan liberal, que lo de conservadores o progresistas, en en términos culturales no tiene tanto sentido. Es como en política, que aparecen personajes como Macron que hacen que esas viejas etiquetas ya no valgan. Por eso, los prejuicios también empiezan a venir de otros lados, y los papeles se invierten. Mira a Rusia, el país del ideal comunista, que ahora es supremacista, racista, homófobo y xenófobo. Y en Estados Unidos hay treinta y tantos Estados con pena de muerte, y millones de personas apoyando a Trump y sus políticas xenófobas. Nunca entenderé por qué se le va a denegar la entrada en un país a gente que no ha cometido delitos, y que podrían ser estupendos conciudadanos. En geneal me he hartado de las fobias y los «ismos», dos cosas que conocí muy bien en mi País Vasco natal. Me tienen ya muy cansado.

¿Qué sintió cuando vio el nombre de La Orquesta Mondragón implicado en las investigaciones del 11-M?

Un delirio total. había una cinta de El Dúo Dinámico, Julio Iglesias y nosotros. Y bueno, las cosas se contaron como se contaron. Como todo lo que vemos en la actualidad, todo depende de cómo se cuente. El título del disco también se ríe un poco de aquello del coche bomba. A mí llegaron a vacilarme por la calle: «¿Pusiste tú la bomba o qué?». Una mentira mil veces repetida cala, de una manera u otra. Vivimos en la era de las mentiras, del donde dije digo digo Diego... las hemerotecas son tremendas.

¿Lo dice por lo del chalé de Pablo Iglesias?

Lo del «casoplón» parece incongruente. Si tienes unos cánones humildes, modestos, de lucha, pues eso suena muy de nuevo rico. Pero al mismo tiempo digo algo que puede parecer contradictorio: en el partido comunistaha habido aristócratas millonarios, y no pasaba nada. Hay gente que tiene mucho dinero y pone mucha pasta para buenas causas, como Bill Gates.

Pero parece más un caso más de «por la boca muere el pez» que incoherencia blasfema. Lo que usted decía de la hemeroteca.

Yo no he dado importancia a lo de Pablo Iglesias, es contradictorio y canta a nuevo rico, pero mientras el dinero que ha usado sea legal, nada que decir. Lo malo es haber vendido una imagen de austeridad eclesiana, pero lo importante son otras cosas. Tenemos otros problemas.

Parece que hay elecciones a la vuelta de la esquina. ¿Tiene claro qué va a votar?

Pues no, estoy confundido como casi todo el mundo, creo. Pero lo que no puede pasar es algo como lo que ha ocurrido en Estados Unidos. Donald Trump ganó porque más de la mitad de la población se quedó en casa y no votó. Hay que ir a votar, pero ellos, los políticos, también tienen que seducirnos mejor.

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